Opinion de un latino sobre DONALD TRUMP

A latinos de Colorado como Ricardo Martínez, la retórica antiinmigrante de Donald Trump les suena al retorno de una canción estridente que había pasado de moda.

En el estado que acogerá este miércoles el tercer debate republicano, las amenazas y ataques a los latinos llevaron durante una década hasta 2009 la firma del representante estatal en el Congreso Tom Tancredo.

Como Trump, Tancredo proponía deportar masivamente a los indocumentados. Martínez, productor televisivo de origen colombiano, dice que en aquellos años cundió el miedo entre los indocumentados de Colorado. “Por fortuna pasó a la historia”, dice Martínez sobre Tancredo, que tras varios fracasos electorales ha abandonado la política. “Tengo la esperanza de que a Trump le pase lo mismo”, dice Martìnez, que no obstante votará demócrata.

Cuando en junio Trump irrumpió en la campaña como elefante en cacharrería, el magnate volvía a las viejas maneras de las que el partido había propuesto apartarse en su autopsia de 2013 tras la derrota del candidato presidencial Mitt Romney.
En Colorado, donde la creciente comunidad latina ya representa un quinto de la población, la retórica y propuestas de Tancredo han sido sustituidas por un discurso mucho más amable con los latinos.
La nueva cara del partido la ejemplifican republicanos como el sucesor de Tancredo, Michael Coffman.

El congresista, que cuando fue secretario de Estado de Colorado se negaba a que los nuevos votantes pudieran inscribirse en un idioma distinto al inglés, aprende ahora español y no pierde oportunidad para usarlo.

A pesar de que su español es limitado, fue lo suficientemente valiente como para participar en un debate en la campaña para las elecciones de medio término de 2014, contra el demócrata Andrew Romanoff, que expresidente de la Asamblea estatal. Coffman, que antes pedía negar la ciudadanía a los hijos de indocumentados, defiende ahora una reforma migratoria integral que incluya una vía para la legalización de indocumentados.

“Ésa es la estrategia correcta”, dice Steve House, presidente del Partido Republicano de Colorado cuando es preguntado por el enfoque de Coffman. El líder estatal del partido también cita al senador Cory Gardner, que también ha moderado su discurso en inmigración.

Al tiempo que algunos políticos republicanos de Colorado se transformaban, el partido a nivel nacional puso en marcha en junio de 2013 la mayor ofensiva de su historia para cortejar a los latinos. Con visitas a iglesias, reuniones con líderes comunitarios y presencia en eventos como el Cinco de Mayo, empleados del partido han mantenido un contacto permanente con los hispanos.
“Una cosa importante que el Partido Republicano no hizo en el pasado fue aparecer ahí (ante la comunidad)”, dice Jennifer Korn, directora nacional de iniciativas hispanas del partido.

En 11 estados clave para la elección general, entre ellos Colorado, los republicanos contrataron a equipos específicamente dedicados a ganar la confianza de los latinos. En Colorado son tres los empleados del partido dedicados a esa tarea. Es ese esfuerzo diario el que corre ahora el riesgo de ser echado por la borda por Trump y otros candidatos.

A pesar de que el fenómeno Trump haya hecho cuestionarse a algunos republicanos la necesidad de ganar el voto latino para llegar a la Casa Blanca, los líderes del partido han advertido que será matemáticamente imposible regresar a la presidencia sin mejorar resultados entre los hispanos.
El republicano Romney perdió en 2012 en parte porque solo obtuvo un 27% del voto latino, una caída con respecto a su compañero de partido John McCain en 2008 y frente a George W. Bush en 2000 y 2004.

Preocupados por el ascenso de Trump, grupos hispanos conservadores reunidos en Colorado, advirtieron este martes que no apoyarán a los candidatos que adopten una retórica antiinmigrante.
 
“No adopten el lenguaje de Trump. Aléjense de sus propuestas que son malas políticas”, dijo a la prensa Alfonso Aguilar, director ejecutivo de American Principles Project.

Los líderes del partido siguen confiados en que la marca republicana no se está viendo empañada por Trump. Se aferran a ciertos resultados positivos que el cortejo a los latinos les dio en el último ciclo electoral, el de 2014, antes de que surgiera Trump. Por ejemplo, en el condado de Puebla, en Colorado, los republicanos ganaron un 5% de apoyo entre los latinos.
A pesar de estos esfuerzos, algunos en Colorado creen que la conversión de los republicanos de Colorado es poco sincera.

“Son camaleones que están luchando por sobrevivir”, dice Ernesto Sagás, politólogo en la Universidad Estatal de Colorado.

No en vano, el representante Coffman modificó su discurso después de que en un redibujo del mapa electoral en 2010, el número de hispanos en su distrito creció hasta representar un 20%. El senador Gardner fue antes representante federal por un distrito muy conservador.

Sagás también cuestiona que las victorias de estos candidatos sean atribuibles a su acercamiento a los hispanos. “Se han sabido acomodar, han ajustado su retórica, pero no hay evidencias claras de que la estrategia les esté dando resultados”, dice Sagás.

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