Un aumento fraccionado del sueldo mínimo de 30 por ciento anunció el
presidente Nicolás Maduro el 1 de mayo, como ya es tradicional en el
marco de la conmemoración del Día del Trabajador, publica La Verdad.
Pero el incremento decidido unilateralmente por el mandatario no
bastó para devolverle el poder de compra a los salarios, debido al
encarecimiento de los productos y servicios que se comercializan en el
país.
Solo entre enero y marzo la inflación acumulada se ubicó en 32 por
ciento, de acuerdo con cifras extraoficiales aportadas por José Guerra,
exgerente del Banco Central de Venezuela (BCV).
Aunque el ente oficial aún no revela los resultados del Índice
Nacional de Precios al Consumidor (INPC) del primer trimestre, el
economista asegura que es superior al ajuste de las remuneraciones
decretado por el Ejecutivo.
El jefe de Estado ordenó que el incremento de 30 por ciento se
implemente en dos partes: 20 por ciento a partir del 1 del mayo y 10 por
ciento desde el 1 de julio.
Tras el cambio, los sueldos de los trabajadores pasan de Bs. cinco
mil 622 a Bs. seis mil 746 desde este mes, para luego subir a siete mil
420 durante el segundo semestre.
Antecedentes
Ya en enero el mandatario nacional había anunciado un aumento de 15
por ciento de los salarios mínimos, luego de que el BCV publicó que la
inflación cerró en 68,5 por ciento en el año 2014.
Desde el año 2007, con el fallecido Hugo Chávez al frente del
Gobierno, se volvió recurrente que los ajustes de las remuneraciones
fueran superados por los incrementos de precios de productos y
servicios.
El caso más emblemático se presentó en 2014, cuando los sueldos de
los trabajadores subieron 45 por ciento, mientras la inflación avanzó
68,5 por ciento.
Lo mismo ocurrió en 2013, cuando se ordenó un alza salarial de 40 por ciento frente a una variación de 56 por ciento del INPC.
La historia se repite
Henkel García, presidente de Visión Inversión, sostiene que hoy el
poder de compra de las remuneraciones mínimas es 25 por ciento inferior
al de mayo de 2014.
Asdrúbal Oliveros, director de la firma Ecoanalítica, estima que este
año el costo de la vida se encarecerá al menos en 130 por ciento.
“No hay aumento salarial que valga con una inflación esperada en 130
por ciento”, advierte el analista a través de su cuenta (@aroliveros) en
la red social Twitter.
El economista considera que ante la situación económica del país la
mejor política de protección a los sueldos es el control de la
inflación.
Guerra agrega que los incrementos salariales siempre serán
insuficientes mientras no se tomen decisiones orientadas a frenar el
encarecimiento de los bienes y servicios.
“Mientras no hayan medidas antiinflacionarias, como parar la
impresión de dinero inorgánico, no habrá aumento de sueldos que valga”.
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