Un fotógrafo británico logró desarrollar una cordial relación con un
grupo de tiburones tigres para cumplir una asombrosa meta: fotografiar los últimos segundos de vida de sus víctimas.
Adam Hanlon viajó hasta las Bahamas para captar las mejores imágenes
de uno de los depredadores más agresivos de las profundidades marinas, y
al colocar una cámara en la boca de uno de ellos, esto fue lo que obtuvo:
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