Varios factores se han unido y prácticamente atentan contra el
espectáculo deportivo favorito de los venezolanos, que no es otro que el
béisbol. En una entrega periodística anterior se abarcó el tema del
costo de las entradas en el estadio y lo que requería una familia
promedio para asistir a un solo partido de pelota en estos tiempos,
donde se tomó en consideración el costo de bebidas, comidas, chucherías y
souvenirs; hoy, y para ampliar lo que afecta a varios actores que hacen
vida en el estadio, se puntualiza acerca de cuanto han caído las ventas
de los diferentes rubros que se venden en el José Pérez Colmenares de
Maracay.
Al respecto hablamos con los distintos
vendedores, quienes expusieron que las ventas en comparación con el año
pasado han mermado y en consecuencia sus ganancias.
Por ejemplo, lo que un vendedor de refrescos lograba vender el año pasado diariamente estaba en el orden de diez a doce cajas por jornada, hoy la historia es muy distinta, apenas logran colocar a la venta tres y eso en el mejor de los días.
El famoso maní, en sus dos
presentaciones, con concha y sin ella, también ha sufrido los embates de
los costos. Para algunos de los encuestados, tener una cesta de maní,
en cualquier presentación, no era suficiente para un juego, el
expendedor debía tener al menos tres cestas si quería abarcar las nueve
entradas trabajando, hoy por hoy, si el día está bueno, logran menos de
una.
Ni hablar de las papas fritas, los
tostones, tequeños y perros calientes, todos alegan una baja
considerable de ventas, la mayoría coincide en una baja de alrededor del
50% en sus respectivas tareas, en especial los famosos perros
calientes, aperitivo que muchos de los vendedores vendían muy bien en
temporadas pasadas, pero ahora salen muy poco, todo debido a lo que
cuesta hoy un perro; solo son solicitados por un grupo casi selecto de
personas, aunque a sus hijos se les “vaya la mirada” cuando algún
vendedor pasa cerca de ellos exhibiéndolos al público.
Hay poca salida de los productos a nivel
de las sillas y tribunas y el asunto es más crítico con respecto a
comidas más elaboradas en los kioscos que están en los alrededores de
los pasillos del estadio. Las parrillas, shawarmas, choripanes, pizzas y
pollos asados han pasado a ser piezas de gran gourmet en el coso de la
calle Campo Elías.
Estas comidas aumentaron, por supuesto, y
ha habido una disminución para estos vendedores que no logran poner en
las manos de los fanáticos lo suficiente como para ganarse lo que
anteriormente ellos acostumbraban.
Y todo esto se agrava más por la poca
afluencia a los estadios de pelota debido al costo de las entradas y
quienes asisten, compran muy poco o nada para poder tener para pagar el
boleto de acceso al recinto peloteril.
Lo cierto es que no todos los bolsillos y
cuentas bancarias pueden sobrevivir a una noche de béisbol profesional y
si el fanático está siendo afectado, como consecuencia, el vendedor
también siente los embates de los costos.
En cuanto a los vendedores de franelas y
gorras fuera del estadio, todo aumentó sustancialmente y muchos solo
entran y ven las exhibiciones de los buhoneros, pero muy pocos compran y
si lo hacen, es por artículos pequeños que tienen bajo costo y que
están aún accesibles para los fanáticos, de resto ya no se coloca la
misma cantidad de prendas que el año pasado, que es la comparación más
inmediata que se puede hacer.
A pesar de ello, tanto los fanáticos
como los vendedores y comerciantes no dejan de hacer sus tareas, para
unos es hacer el esfuerzo, el sacrificio o la inversión de asistir al
José Pérez Colmenares y para otros es mantener viva la tradición que la
bebida, la comidita y la chuchería estén a la orden de las personas, así
sean estas muchas o pocas las que compren.
HABLAN LOS VENDEDORES
LINO CONTRERAS:
El encargado de un local de bebidas, con más de 25 años trabajando en el estadio, señaló: “Antes en cada jornada vendíamos entre 70 u 80 cajas de bebidas, ahora vendemos cerca de 30, hemos perdido más del cincuenta por ciento en las ventas esta temporada”.
GUILLERMO URBANO:
Siete años en venta de bebidas: “Las ventas han bajado bastante, antes vendíamos hasta 15 cajas de bebidas, ahora apenas son 5 o 6 cajas en un día bueno”.
JUAN GARCÍA:
Vendedor de cotufas, tres años de experiencia: “Por lo menos hoy se deben vender 30 o 40 bolsas de cotufas, con los Caracas y Magallanes sí se venden bastante, pero esta temporada la cosa ha estado baja, baja, como en 40 o 50 por ciento”.
DOUGLAS DELGADO:
Con ocho años en la venta de chucherías varias: “Debido a la crisis económica que estamos viviendo las ventas han mermado considerablemente, pero se ha tratado de mantener al cliente para facilitarle el producto. Anteriormente se vendían hasta tres cestas en un día, ahora apenas se logra vender la mitad de una, una caída de hasta un sesenta por ciento”.
Fuente: elsiglo
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