Hasta el Dos Mil siempre

sábado 9 de mayo de 2015  12:00 AM
Ahora nos vamos para Rusia. Ante la peor crisis económica y social del país, el presidente Maduro concurriría a los eventos conmemorativos de los 70 años de la derrota nazi-fascista por parte de la ex Unión Soviética.

Vivimos en un régimen interesado en revivir epopeyas históricas, grandes batallas y gestas heroicas, de las cuales no queda sino reseñas en los libros de primaria y bachillerato, o en textos reconstruidos al efecto por los aparatos de propaganda del Estado a fin de retrotraernos a la Guerra Federal venezolana y las luchas de "Maisanta" o cuanto "espanto de los llanos" era rememorado en alguna cadena de radio y TV nacional el finado Comandante Supremo. Nuestro actual mandatario, a su manera y con menos acierto que el anterior, trata de emular las grotescas efemérides patrias sacadas fuera de contexto con fines inconfesables, pero cultivando siempre el odio y la secesión entre los compatriotas.

De esta forma, han venido instaurando un régimen que, según sus forjadores, vino para posesionarse "hasta el dos mil siempre", frase con que gustaba cerrar sus alocuciones públicas el finado comandante. Sin embargo, la historia nos muestra que, para que algo concluya, debe haber empezado. Ese es lo único que se requiere. Lo mismo que, para enfermarse o morir, basta con tener salud o vida.

Declaraciones de "persona non grata" al exmandatario social demócrata y progresista Felipe González, o el acuerdo tras los 70 años del triunfo de la URSS sobre la Alemania nazi por la Asamblea Nacional ante tantas carencias e ineficiencia del modelo de "revolución del siglo XXI" es preocupante. El sentido común ante los grandes problemas nacionales parece es lo menos común para este régimen absorto de las verdaderas dificultades patrias.

La declaración de la emergencia eléctrica; la reducción del horario de trabajo de una administración pública nacional que ha demostrado ser caótica e incapaz de resolver el menor reclamo ciudadano, muestra un nueva inquietud al abnegado venezolano, cumplidor de sus compromisos patrios, del pagos de sus impuestos... La reducción del horario laboral llegará hasta los tribunales de "in" justicia, generando un grave antecedente en detrimento de los DDHH fundamentales; afectando a quienes tienen menos recursos, a nuestros pobres que ya vivían una administración de justicia con serios retardos procesales. No queremos imaginar cómo serán esos retardos con este nuevo "horario ahorrador" de la energía eléctrica. Tampoco queremos imaginarnos el impacto que tendrá sobre los procesos aplicados a "prisioneros políticos".

Por otra parte, el aumento salarial del 30% en dos tramos, 20% en mayo y 10% en julio, ante una inflación de tres dígitos, habla la insensibilidad del Gobierno ante nuestros compatriotas.
De igual forma, el discurso oficial responsabiliza de la crisis de abastecimiento, de inseguridad, de la inflación es a una careada guerra económica, al "pelucón", al sector privado "apátrida" y en última instancia al pueblo llano. No, presidente Maduro. La responsabilidad es de su gobierno. El fracaso es por la mala administración del erario público.

La corrupción se ha comido una cifra de casi $900 billones. Ni la Misión Vivienda ha resuelto la institucionalización urbana, sustituyendo barrios en zonas de altísimo riesgo, por edificaciones antisísmicas. Es responsabilidad de su régimen, presidente Maduro, la vida y condiciones mínimas de ese sinnúmero de venezolanos que aún viven en situación infrahumana. De todas maneras, ya la mentira es cotidiana en el discurso de la revolución. Recordemos que este régimen promete obras y soluciones que nunca resuelve. Ya deberíamos bañarnos en el río Guaire como prometió el Comandante finado. Igualmente, los damnificados del estado Vargas deberían tener reconstruidos sus espacios: esperan desde 1999.

Todos los días se levantan las mujeres y hombres de esta patria pues saben que, en sus manos y con sus votos, podrán reiniciar la transformación con la que soñaron con la revolución chavista-madurista que los ha traicionado.

Podemos rehacer la patria, no condecorando a traidores, farsantes o sátrapas dictadores de otras tierras. Sino con nuestros jóvenes, nuestros campesinos, nuestros obreros... con las madres y mujeres que sienten a Venezuela en su vientre con un sobresalto de parto... con el nacimiento de la Venezuela inclusiva, solidaria y próspera que todos queremos...
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