La organización está apoderada de un extenso territorio de este
vertedero de basura, ubicado en el municipio Cristóbal Rojas de los
Valles del Tuy, y ha infiltrado a sus integrantes entre los pepenadores
El hecho violento más reciente ocurrido en La Bonanza fue el 10 de noviembre de 2016, cuando murieron cinco antisociales | Foto: Archivo |
Redacción El Pitazo
En un territorio sin ley, donde se impone la fuerza de una poderosa banda comandada por un delincuente apodado “el Buitre“, se convirtió el relleno sanitario La Bonanza,
ubicado en una prolongada arteria vial, que comunica a la población de
Charallave, estado Miranda, con la Autopista Regional del Centro (ARC).
El buitre no solo atemoriza más allá de las fronteras de este
vertedero de basura, donde se dedica a los delitos de homicidio,
secuestro, extorsión y tráfico de droga, sino que los pepenadores
también deben cumplir sus órdenes, o de lo contrario quedan fuera del
negocio de la comercialización de la basura o simplemente pagan la
desobediencia con su vida.
Esta organización está conformada por más de 20 hombres,
blindados con armas de alto calibre, como fusiles y granadas, según las
investigaciones adelantadas por los cuerpos de seguridad.
“Estos criminales construyeron una especie de búnker, en un espacio
de unos 10 m x 10 m, demarcado con separadores viales, donde se
atrincheran para evitar ser atacados tanto por sus enemigos como por la
policía”, confirmó Jesús Guerrero, director de la Policía Municipal de
Cristóbal Rojas.
En esa estructura pernoctan los integrantes de esta organización
delictiva, quienes salen y entran al relleno sanitario por diferentes
puntos de la extensa zona montañosa, custodiados por sus “luceros”.
Algunos de estos sujetos se han infiltrado para trabajar como
pepenadores, otros se limitan a cuidar a sus jefes y los de mayor
jerarquía planifican los delitos que cometen casi a diario.
“Entre los recolectores de desperdicios también hay antisociales que
no pertenecen a esta banda, pero dentro del botadero de basura siguen
las órdenes de “el Buitre” e incluso le pagan una especie de vacuna por
permitirles laborar allí, al igual que el resto de los recoge basura”,
señaló Guerrero.
Este es el búnker donde se atrincheran “el Buitre” y sus secuaces para burlar a la policía | Foto: Cortesía: Fuente policial |
En la mira…
El hecho violento más reciente ocurrido en La Bonanza fue el pasado
10 de noviembre cuando abatieron a cinco antisociales de la banda de “el
Buitre”, quienes mantenían en cautiverio a un hombre de 65 años de
edad. El plagiado fue rescatado sano y salvo. Horas previas a este
incidente, cayeron muertos otros tres miembros de esta organización en
Santa Teresa.
El 21 de octubre de 2016 hubo un suceso similar, cuando cinco
delincuentes atacaron con granadas y fusiles a una comisión de la
Policía Nacional Bolivariana (PNB). En medio del asalto armado
fallecieron.
Minutos antes, estos malhechores asesinaron a un funcionario de este
cuerpo de seguridad e hirieron a otro policía. Según la versión oficial,
los caídos pertenecían a la banda de “el Buitre”.
Mientras que Renato Alfredo Peña Virriel, segundo hombre al mando,
murió el 2 de noviembre en un enfrentamiento con la PNB, en la calle
Guaicaipuro de Artigas, Caracas.
Este individuo, alias “El René”, operaba junto a su líder desde el
relleno sanitario La Bonanza, no obstante, luego de que el 2 de
noviembre les dieran de baja a cinco de sus integrantes, se dispersaron.
En este lugar cocinan y pernoctan los miembros de la organización delictiva que lidera “el Buitre” | Foto: Cortesía: Fuente policial |
En los actuales momentos los cuerpos de seguridad enfilan sus
acciones en capturar al cabecilla de esta banda. En tres oportunidades
este temible hampón se le ha escapado a la Policía Nacional Bolivariana.
Hace unos 10 años la extinta Policía Metropolitana (PM) cumplía
labores de seguridad en el relleno sanitario La Bonanza, hoy en día el
lugar es casi impenetrable para los cuerpos de seguridad y se ha
convertido en un territorio sin ley.
Un empleado de una empresa del Estado, que tiene instalaciones dentro
del vertedero, cuenta que ellos no pueden ingresar a ese territorio en
compañía de guardias nacionales u otros funcionarios policiales, porque
corren el riesgo de ser atacados a tiros. Si lo hacen solo, lo máximo
que puede ocurrir es que alguien le pida dinero para comer.
Otra de las historias escondidas cuenta de la desaparición de cadáveres entre cerros de desperdicios.
Un submundo desconocido
Cuando se escucha hablar del relleno sanitario La Bonanza de
inmediato se piensa en basura, inmundicia, moscas, zamuros y olores
fétidos.
Exactamente eso es lo que abunda en ese vertedero de
desperdicios,dispuestos en un área de 180 hectáreas de extensión, que a
diario procesa cuatro millones de kilos de desechos y recicla 800.000
kilos mensuales, provenientes de Caracas y varias poblaciones del estado
Miranda, según la página web de la empresa Cotécnica, encargada de
estas labores, junto a unos 70 trabajadores.
Pero más allá de ser un lugar donde los zamuros revolotean en medio
de comida descompuesta, latas, bolsas, piezas de aluminio, papeles,
botellas de vidrios o plásticas y escombros, existe un submundo,
conformado por hombres que se ganan la vida con lo que otros desechan.
Protegidos por los “luceros” los líderes de la banda salen y entran al relleno sanitario por diferentes puntos de la extensa zona montañosa que lo rodea | Foto: Cortesía: Fuente policial |
arwin Rosales (nombre ficticio para proteger su identidad) tiene un
año trabajando como pepenador en el lugar. Aunque considera que las
condiciones del espacio no son las más apropiadas, principalmente por la
contaminación ambiental, justifica su permanencia alegando que es el
único medio que ha conseguido para subsistir.
“La pelea por la basura es a muerte, principalmente por lo que es papel, cartón, plástico y aluminio”, confiesa Rosales.
Tan atractivo como la venta de papel, cartón, plástico o aluminio
resulta el tráfico de droga. Rosales confesó que muchas veces cumple con
su trabajo, bajo los efectos de sustancias sicotrópicas que consigue en
ese mismo lugar, “para olvidarme de los problemas y del entorno”.
“Trabajar aquí no es fácil, esto es infrahumano, uno se siente como
un desperdicio, como si no valiera nada; a veces por mi mente pasa que
esa basura que recogemos a diario tiene más valor que mi vida”, señaló
el pepenador.
Rosales no quiso revelar en qué lugar de los Valles del Tuy vive.
Solo nos dijo que queda cerca del relleno sanitario. Actualmente no
tiene pareja y su única compañía es su progenitora.
“Hace dos años salí de la cárcel; tenía una mujer y a los tres meses
de caer preso se fue con otro. Ahora prefiero estar solo, porque ya no
confío en nadie”, reveló Rosales, quien pagó condena por un robo a mano
armada.
Este pepenador también ha sido víctima de las andanzas de “el Buitre”
y sus secuaces. “Cuando recolectamos entre la basura cosas de valor,
debemos entregárselas. En una oportunidad reuní gran cantidad de cobre,
por el cual esta gente (los miembros de la banda) me querían dar el 10%
de su valor real, así que me opuse y me dieron un tiro en la pierna;
luego me quitaron la mercancía”, recordó.
Tras este incidente, Rosales duró dos meses hospitalizado. Aunque
estuvo a punto de quedar discapacitado, los médicos que lo atendieron le
salvaron la pierna. Cuando se recuperó, regresó a La Bonanza.
“Tuve que pedirle permiso y perdón al pran para volver a mi trabajo
en La Bonanza. Me aceptó las disculpas, pero me advirtió que si me
resbalo, no la vuelvo a contar”, señaló el entrevistado, quien confesó
que muchas personas secuestradas por la banda de “el Buitre” son
escondidas en ese lugar, mientras se negocia el pago del rescate.
Como Rosales otras decenas de pepenadores se mezclan a diario con
toneladas de desperdicios. Algunos son personas de buen vivir, que
regresan a su casa en la noche, pero otros son antisociales que se
escaparon de centros penitenciarios o que están requeridos por la
justicia, se esconden entre la basura para seguir en libertad y pasan a
engrosar las filas de la banda de “el Buitre”, que por ahora está en
desbandada.
Fuente: elpitazo
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