Varios líderes sindicales y de organizaciones de inmigrantes piden el voto para la candidata en California y urgen a concentrarse ya en frenar a Trump.
Rostros muy conocidos en la defensa de los inmigrantes en Estados Unidos, todos ellos latinos, salieron ayer en apoyo de Hillary Clinton en Los Ángeles en su carrera por la nominación del Partido Demócrata a la presidencia. El apoyo público llega en un momento en que la candidata necesita sentenciar de una vez una campaña que se le ha complicado más de lo que ella pensaba con la promesa del senador Bernie Sanders de seguir en la carrera hasta que se haya emitido el último voto. Los líderes latinos pidieron no solo el voto para Clinton en las decisivas primarias de California, el 7 de junio, sino que la campaña se concentre cuanto antes en frenar al candidato republicano, Donald Trump.
La presencia de Trump en la carrera hace de estas “unas elecciones
imprescindibles para defender a nuestra comunidad”, dijo en el acto de
Los Ángeles Mónica Lozano, empresaria y expresidenta del grupo de medios
en español Impremedia. También dieron su apoyo público a Clinton
líderes sindicales como Eliseo Medina, del poderoso sindicato de
servicios SEIU, David Huerta, de la división Oeste del sindicato, y
Sergio Gascón, del sindicato de la construcción Local 300. También
estuvieron la histórica líder de los trabajadores del campo Dolores
Huerta, que ha apoyado a Clinton toda la campaña, y el defensor de los
inmigrantes centroamericanos Carlos Vaquerano.
El apoyo público de estas organizaciones se suma al que Clinton ya ha recibido de los principales políticos latinos del Estado,
como el presidente del Senado, Kevin de León, congresistas de Los
Ángeles como Xavier Becerra y Tony Cárdenas. La campaña de la
exsecretaria de Estado no ha dejado un líder latino sin movilizar en un
Estado en el que son casi el 40% de la población.
“Si podemos hacernos ciudadanos, hay que hacerlo. Si ya somos
ciudadanos, hay que registrarse para votar. Y si ya estamos registrados,
hay que votar”, dijo Medina, en referencia al supuesto poder del voto
latino que hasta ahora ha quedado un tanto mermado por una participación
que no llega al 50%. Angelica Salas, de la Coalición de Derechos
Humanos de Los Ángeles, resumió: “Igual que nuestra participación cambió
California, vamos a cambiar el país”.
Salas, que participaba en el acto de apoyo a título particular, opina
que el tema de la reforma migratoria es la prioridad absoluta para su
comunidad. La presencia de Trump no ha hecho más que resaltar aún más
esta cuestión. En este sentido, las promesas de Clinton y Sanders son
muy parecidas. Sin embargo, Salas explica que apoya a Clinton porque ha
votado a favor de todos los intentos de reforma migratoria que ha
habido. Sanders votó en contra en 2007. “Yo estaba allí haciendo lobby”,
señala Salas.
Ese voto en contra es el principal punto de crítica a Sanders por
parte de los líderes latinos. Si hubiera pasado aquella ley “¿cuántas
familias no estarían separadas? ¿cuánta gente no habría muerto
intentando cruzar por el desierto?”, argumentó Eliseo Medina. “Sanders
me merece respeto, pero en la inmigración las acciones son más fuertes
que la palabra”.
Los apoyos públicos a Hillary Clinton en este momento de la campaña
transmiten una sensación de urgencia. Se habla más de Trump que de
Sanders. En su primer mitin de campaña en el sur de California, Clinton
solo habló de Trump, ni mencionó al senador. Clinton necesita cuanto
antes concentrarse en su presunto rival de noviembre. Está batallando
unas primarias en California, que no deberían importar a nadie si se
cumplieran las previsiones de principios de año, al tiempo que empieza a
producir anuncios contra Trump.
Las posibilidades de que Sanders gane matemáticamente la nominación demócrata son mínimas. Sus victorias, como la de este miércoles en Oregón,
apenas sirven para recortar la ventaja en número de delegados. Si hay
alguna, pasa por ganar de forma abrumadora en California (el Estado que
más delegados aporta a la convención) y Nueva Jersey el próximo 7 de
junio. Pero en California, donde el voto latino sí decide elecciones
desde hace años, Clinton tiene una base muy sólida precisamente en ese
grupo de población.
La campaña de Clinton reconoce que su prioridad en esta elección son
las mujeres mayores de 35 años, afroamericanos y latinos. El problema
para ellos es el tirón que Sanders tiene entre los jóvenes, sumado al
dato de que casi la mitad de los votantes latinos son millenials
menores de 35 años. Ganar a la movilización de esos jóvenes que ha
conseguido Sanders parece que ya está hecho. Conseguir que voten después
por Clinton en noviembre se presenta como el principal reto. “Las
familias tienen que explicar a sus hijos lo que está en riesgo”, resume
Hilda Delgado, directora de comunicación de la campaña en California.
Salas dice que confía en que esos jóvenes finalmente voten a Clinton en
noviembre. “A esos jóvenes les importa la familia”, afirma, además de
que “hay mucha fuerza contra Trump”.
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