La demanda por difamación agravada continuada que presentó en abril
pasado el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, contra
22 directivos de 3 medios de comunicación no tiene precedentes en
Venezuela, reseña El Nacional.
Así lo afirman los investigadores de la comunicación Marcelino Bisbal
y Marianela Balbi, y el presidente del Colegio Nacional de Periodistas,
Tinedo Guía. Consideran que la medida no es casual, sino que se
inscribe en la estrategia para cerrar espacios a la libre circulación de
información.
“No conozco en Venezuela ningún antecedente comparable con esta
demanda. Como tampoco tengo referencias de ningún antecedente sobre una
demanda en el país por reproducir una información de otro medio. No
conozco nada similar en la historia del periodismo venezolano. Esta
acción judicial colectiva es una modalidad nueva en la estrategia del
gobierno de acallar a los medios independientes”, afirmó Bisbal,
director de posgrado de Comunicación Social de la UCAB.
Tinedo Guía considera que la acción judicial es un error de cálculo:
“En vez de ir a la fuente de la denuncia, atacan al mensajero y no se
dan cuenta de que en el exterior hay periódicos de prestigio que siguen
el caso porque es primera vez en la historia de Latinoamérica que un
alto funcionario de un Poder Legislativo se ve envuelto en una denuncia
de este calibre”.
En su registro de violaciones de la libertad de expresión de los
últimos 10 años, el Instituto Prensa y Sociedad, capítulo Venezuela,
identifica 3 momentos clave: el cierre de RCTV para la televisión, el
cierre de las 32 emisoras para la radio y ahora la demanda contra El
Nacional, Tal Cual y La Patilla para los medios impresos y digitales.
De Chávez a Maduro. Si bien los expertos consultados identifican el
silencio de la prensa como el objetivo común del gobierno instalado en
1999, Bisbal, Guía y Balbi señalan claras diferencias entre el accionar
de Hugo Chávez y el de Nicolás Maduro para alcanzar ese objetivo.
Las primeras agresiones contra los medios, recordó Guía, no fueron
judiciales ni administrativas, sino verbales. “Chávez comenzó
descalificando a los periodistas que le hacían preguntas incómodas. Él
tomaba nota del nombre del periodista, del medio y luego emitía
descalificativos públicamente”, señaló.
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