Con gaitas y pancartas cientos de activistas e inmigrantes rechazaron
este jueves la reunión entre el virtual candidato presidencial
republicano Donald Trump y los líderes de su partido en el Congreso, a
quienes un grupo de indocumentados repartió tacos mexicanos en señal de
protesta.
"Esta comida está cosechada y cocinada por manos inmigrantes, o sea,
eso representa los 11 millones de inmigrantes indocumentados que vivimos
aquí y que día a día trabajamos muy duro para forjar y construir este
país", dijo la boliviana Ingrid Vaca tras dejar unos tacos en la oficina
del senador Mitch McConnell.
McConnell, líder de la mayoría republicana del Senado, se reunió este
jueves en el Congreso con Trump, que en su polémica campaña ha
propuesto construir un muro en la frontera con México, prohibir la
entrada temporal de musulmanes al país por la amenaza yihadista, y
deportar a todos los indocumentados que viven en Estados Unidos.
El millonario también se reunió con el presidente de la Cámara de
Representantes, el republicano Paul Ryan, que acercó posturas con Trump
pero todavía sigue siendo reticente a darle su apoyo de manera oficial
para que sea el candidato republicano para las elecciones presidenciales
de noviembre.
La victoria del magnate en las primarias ha dividido al partido
republicano y los activistas aprovecharon para dejar claro que
castigarán en las urnas a los legisladores que apoyen a Trump.
"Queremos dar el mensaje de que toda la gente tiene que salir a
votar. Tengo amigos y familia que son ciudadanos y tenemos que recordar y
tener memoria, saber quiénes nos han odiado y maltratado y no votar por
los legisladores que apoyan a Trump", resaltó Vaca, que tiene 52 años y
lleva 16 viviendo como indocumentada en EEUU.
Después de visitar a McConnell, Vaca acudió con otros dos jóvenes
inmigrantes a la oficina del senador Roy Blunt, quien como otros muchos
legisladores -incluido Ryan- prometieron apoyar al nominado de su
partido, pero han tratado de distanciarse de Trump por el peligro que
podría suponer para su reelección.
En total, los activistas dejaron cajas de plástico con tacos en las oficinas de una veintena de legisladores.
Repartir tacos y no cualquier otra comida sirvió a los activistas
para rechazar el gesto de Trump en la fiesta del Cinco de Mayo, que
celebran los mexicanos de EEUU y cuando el magnate colgó en Twitter una
foto suya comiendo un taco y dijo que amaba a los mexicanos, a los que
llamó el año pasado "delincuentes" y "violadores" en alusión a los
inmigrantes de ese país que vienen a Estados Unidos.
"Queremos rechazar el símbolo que él hizo cuando comió un bol de
tacos, no queremos eso, no va a comprar nuestro voto", aseguró Eric Cruz
López, de 20 años, originario de Oaxaca (México) y que de niño cruzó la
frontera con su hermana para llegar a EEUU.
Mientras dentro del Congreso los activistas repartían tacos, fuera
una gran manifestación se convertía en una fiesta y en un espectáculo de
humor destinado a rechazar las propuestas de Trump.
"¡Debemos de construir un muro, echar a todos los musulmanes, voy a
parar todo lo que no entiendo! De hecho, no entiendo nada y por eso
pienso así", ironizaba fuera del Congreso un cabezudo, disfrazado de
Trump y que imitaba las palabras y tono del magnate mientras sostenía
dos bolsas marrones con el símbolo del dólar.
El desfile del cabezudo estuvo acompañado por risas y el sonido de la
gaita verde oscura de Ben Williams, un votante independiente que
decidió animar con su música la protesta, los gritos de los
manifestantes y el balancear de varias pancartas en las que podía leerse
"RIP GOP" (Descansen en Paz los Conservadores).
Ese mensaje ocupó un lugar protagonista en el funeral que celebraron
los manifestantes a las puertas de la sede del Comité Nacional
Republicano, donde Trump se reunió con el liderazgo republicano y a
cuyas puertas los activistas dejaron entre palmadas y cánticos un gran
ataúd de rojo (el color del partido conservador).
Con estas protestas, los activistas trataron de presionar a los
legisladores que se juegan su escaño en las elecciones de noviembre y
corren el peligro de perderlo, especialmente en aquellos estados donde
las minorías atacadas por el magnate, como los hispanos, tienen un gran
peso demográfico.
Los activistas avisaron este jueves que, a largo plazo, la elección
de Trump como nominado presidencial privará durante años al Partido
Republicano del voto hispano, que cada vez tiene más peso y está llamado
a jugar un papel fundamental en los próximos ciclos electorales.
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