La cotización del dólar paralelo llegó a 402 bolívares el jueves en
la tarde, lo que despertó las alarmas en los ciudadanos que vieron cómo
la divisa marcadora de los precios abrió la jornada en 375 bolívares y
aumentó 7,2% en un día. Entre el lunes 15 de mayo —cuando el precio
estuvo en 310 bolívares— y el viernes 22 de mayo la cotización subió
35,9% y cerró en 421,45 bolívares por dólar, así lo publicó El Nacional
BLANCA VERA AZAF
BVERA@EL-NACIONAL.COM
Cuando se calcula la brecha cambiaria entre el tipo de cambio oficial
fijado por Centro de Comercio Exterior en 6,30 bolívares por dólar, el
diferencial es de 6.589,6%, lo que representa la brecha más grande que
ha existido en la historia económica contemporánea de Venezuela, según
registros oficiales.
Ninguno de los bancos internacionales que estudian la economía
venezolana ni las proyecciones de economistas y firmas nacionales
pronosticaron que el dólar paralelo podría llegar a un precio tan alto
en el primer semestre del año. Sin embargo, desde ya están recalculando
sus perspectivas. De allí que Bank of America Merrill Lynch, en boca de
su economista para Venezuela Francisco Rodríguez, asegure: “Si no hay
ajuste cambiario y se mantienen el tipo de cambio de 6,30 bolívares por
dólar y el de 12 bolívares, podríamos ver el paralelo cerca de 600
bolívares por dólar a finales de año”.
¿Qué está pasando? Francisco Rodriguez explica que el alza inusual de
la divisa paralela tiene que ver con la falta de oferta de dólares en
el mercado. La factura petrolera se cobra noventa días después de la
facturación, y puede pasar otro mes para que los recursos sean
traspasados de Petróleos de Venezuela al Banco Central de Venezuela.
“Eso quiere decir que ahora el gobierno está recibiendo la venta de
barriles a 40 dólares, lo que ha secado la oferta de dólares y ha
ocasionado la depreciación reciente”.
Ante ello, ha habido una caída en la entrega de divisas del Cencoex
para las importaciones de casi 14,6% entre abril de 2014 y abril de
2015, según números de Ecoanalítica. Adicionalmente, advierte la firma,
el Sistema Marginal de Divisas apenas otorga 1,8 millones de dólares
diarios, cuando el año pasado el Sistema Cambiario Alternativo de
Divisas, Sicad II, asignaba 33 millones de dólares.
El economista Víctor Álvarez afirma que el colapso de los precios del
crudo dejó al descubierto la caída de la manufactura. La imposibilidad
de seguir importando al mismo ritmo provocó la crisis de escasez de
bienes. “Aquellos que ven la oportunidad de cubrir estos mercados, pero
no tienen acceso al dólar preferencial, importan a la tasa del paralelo.
Por eso, se desplaza al mercado negro la creciente demanda que no es
satisfecha por el Cencoex y el Simadi. El gobierno pulverizó el
bolívar”.
Alejandro Grisanti, economista de Barclays Capital, señala que la
principal causa de la inmensa devaluación e hiperinflación que están
sufriendo los venezolanos es la errada política económica. Coincide con
sus colegas en que el descenso de los precios petroleros ha incidido,
pero recuerda que en el primer semestre de 2014 la crisis ya estaba
presente, con el petróleo superando 100 dólares el barril.
“Desafortunadamente, todas las señales que se reciben del gobierno
apuntan a que no vienen cambios; por lo que los venezolanos, y sobre
todo los más pobres, deben esperar una profunda y prolongada crisis
económica”.
El dólar Cúcuta. El economista Ronald Balza añade que en un primer
momento la referencia del mercado paralelo era dividir liquidez
monetaria (billetes y monedas en circulación más depósitos bancarios)
del país entre las reservas internacionales. La divisa se incrementaba
porque el BCV otorgaba bolívares a Pdvsa y retiraba dólares de las
reservas para transferirlos al Fondo de Desarrollo Nacional.
Si bien esta situación sigue ocurriendo, se le ha sumado una
adicional. “Ahora la referencia es el ‘dólar Cúcuta’. El BCV sigue
aumentando aceleradamente la oferta de bolívares, pero la demanda de
bolívares en Cúcuta no aumenta a la misma velocidad. Quienes compran
bolívares (a cambio de pesos) no lo hacen para ahorrar, sino para
comprar bienes en Venezuela y venderlos en Colombia”.
Balza destaca que los controles de precios no solo brindan una
oportunidad de hacer grandes ganancias por arbitraje, sino que también
frenan el incremento en la demanda de bolívares necesarios para
contrabandear gasolina, alimentos y otros bienes. “Como la oferta crece
más rápido que la demanda de bolívares, el precio del bolívar en pesos
cae. Como en estas últimas semanas el dólar se está encareciendo en
pesos, quien compra pesos con sus bolívares para luego comprar dólares
encuentra los pesos primero y los dólares después cada día más caros”.
Añade que al no existir otros mecanismos de coordinación en la
economía, cuyo sistema de precios está muy distorsionado, “el dólar
Cúcuta ha pasado a ser un marcador para muchos precios en Venezuela,
incluido los de productos controlados vendidos en el mercado negro”.
Causas
-Reducción de la entrega de divisas por parte del Cencoex.
-Otorgamiento de divisas a 6,30 bolívares por dólar.
-Falta de oferta de dólares de Pdvsa y el BCV en el mercado.
-El Sistema Marginal de Divisas no está otorgando suficientes dólares.
-Las casas de cambio no reciben dólares desde marzo.
-El BCV continúa emitiendo dinero inorgánico sin respaldo en oro
-La caída de los precios del petróleo.
-Control de precios.
Propuestas
Ronald Balza:
-Aplicar la unificación cambiaria.
-Aumentar el precio de la gasolina y de otros bienes para que se incremente la demanda de bolívares en Cúcuta.
-Eliminar los controles progresivamente.
-Aplicar la unificación cambiaria.
-Aumentar el precio de la gasolina y de otros bienes para que se incremente la demanda de bolívares en Cúcuta.
-Eliminar los controles progresivamente.
Ramiro Molina:
-Permitir que Pdvsa venda una cantidad importante, no necesariamente grande, de dólares en el Simadi. Por ejemplo 500 millones de dólares mensuales para comenzar, ordenadamente y consistentemente, despejando la incertidumbre de la oferta.
-Revertir el deterioro de las expectativas y dar señales de permitir e incentivar la recuperación de la producción doméstica.
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