Todavía es posible comprar una resplandeciente camioneta Ford en
Venezuela, rentar un departamento elegante en Caracas y tomar un vuelo
de American Airlines a Miami. Pero no en la moneda oficial del país.
Mientras la nación sudamericana se sumerge en un caos económico, un
creciente número de productos no sólo están, metafóricamente, fuera del
alcance de los consumidores promedio, sino que literalmente no pueden
adquirirse en bolívares venezolanos, que cayó en picada la semana pasada
en el mercado negro.
Empresas e individuos ahora compran y venden en dólares incluso
cuando más alta suena la estridente la retórica antiestadounidense del
gobierno socialista. Se trata de un cambio que permite que algunas
partes de la economía avancen con esfuerzo haciendo frente a una crisis
de liquidez y de la inflación más elevada del mundo. Pero podría poner
algunos bienes fuera del alcance de la clase trabajadora, cuyo bienestar
ha sido el punto focal de la revolución socialista iniciada hace 16
años en el país.
El indicio más reciente del surgimiento de este sistema de doble
moneda llegó hace unos días cuando Ford Motor Co. logró un acuerdo con
autoridades para vender camionetas y vehículos todo-terreno sólo en
dólares.
Pocas semanas antes, American Airlines anunció que había dejado de
recibir bolívares para cualquiera de sus 19 vuelos semanales que parten
de Venezuela. Los clientes ahora deben utilizar una tarjeta de crédito
extranjera para comprar los boletos en línea. Prácticamente todas las
otras aerolíneas extranjeras hicieron el mismo cambio con consentimiento
del gobierno, según la Asociación de Líneas Aéreas de Venezuela.
Lo que impulsó el cambio fue la devaluación del bolívar, que perdió
más de la mitad de su valor este año, al caer a 400 por dólar en el
mercado libre, mientras los venezolanos se apresuran a convertir sus
ahorros a una moneda más estable. Desesperados, la gente vende bolívares
con un valor 60 veces menor al tipo de cambio más fuerte de los tres
oficiales del país.
Es una situación políticamente incómoda para el presidente Nicolás
Maduro, que con frecuencia dirige cantos de “fuera gringo” y dice que la
especulación de la moneda es una de las herramientas principales
utilizadas por enemigos que intentan propagar el caos y destituirlo.
No sólo son las empresas las que persiguen al dólar. Aunque los
contratos inmobiliarios aún se elaboran en bolívares para satisfacer los
requerimientos impuestos por el difunto presidente Hugo Chávez, en
vecindarios lujosos casi todos los propietarios operan fuera de la ley y
venden y rentan sólo en dólares. Un grupo de corredores de bienes
raíces, al oriente de Caracas, montaron un sitio web protegido por una
contraseña para enlistar inmuebles con precios en dólares.
Algunos analistas dicen que el gobierno probablemente vea la
dolarización limitada como la única forma de evitar que las
multinacionales se vayan del país, como lo hizo Clorox el año pasado
debido a lo que dijo eran problemas derivados del control de moneda
desde hace una década, escasez de abastecimiento y una inflación que
alcanzó el 68% el año pasado, y que los economistas creen que alcanzó
los tres dígitos.
La producción en Ford ha caído un 90% debido a que la compañía pasa
dificultades para tener acceso a los dólares necesarios para importar
partes. Los clientes ahora transfieren dólares por adelantado para pagar
por la importación de las partes necesarias para ensamblar los autos en
Venezuela, según funcionarios del sindicato.
Las aerolíneas extranjeras hicieron su cambio a dólares después que
el gobierno se negó a dejarlos convertir y repatriar casi 4.000 millones
de dólares en utilidades retenidas en el país.
Mientras tanto, la inflación aumenta tan rápido que los cajeros
automáticos no mantienen el ritmo. Muchos entregan un máximo de
bolívares equivalentes a 1,50 dólares por transacción. Algunos
compradores prefieren no usar efectivo para nada, según reportes en los
medios locales, y optan por tarjetas de crédito para que puedan pagar
por las compras después, cuando costarán menos en dólares debido a la
inflación.
Los controles de precios, impuestos desde hace una década, hacen que
los artículos básicos sean ridículamente baratos para todos los
venezolanos. Una botella de aceite vegetal cuesta 20 centavos de dólar
en el mercado negro, un paquete de arroz como la mitad de eso y una
bolsa de azúcar cuesta aún menos.
Aun así, muchos venezolanos de la clase trabajadora buscan la forma
de acumular sus propias reservas de la divisa estadounidense al ofrecer
servicios para los clientes extranjeros adinerados.
“Es la única forma en la que podemos tratar de salir adelante”, dijo
un profesor de gimnasia que complementa su sueldo de 25 dólares al mes
ofreciendo entrenamiento personal a clientes que pueden pagar en
dólares. El profesor, que pidió que su nombre no fuera usado para
proteger su seguridad, guarda sus billetes en una caja con llave en su
casa hasta que un amigo o cliente servicial pueda depositarlos en su
cuenta de banco en Miami.
El cambio hacia la sustitución de la moneda no es bien recibido por
quienes apoyan intensamente al gobierno, muchos de los cuales se
formaron escuchando las diatribas de Chávez contra la “dictadura del
dólar”.
“¿Cómo es eso que estando enfrente de un caso de intervención de los
Estados Unidos en contra de la Revolución Bolivariana, estemos
facilitando la comercialización de productos de empresas transnacionales
con la moneda dólar del imperio gringo en nuestro país”, escribió Omar
Hernández, un ingeniero que trabaja en programas de la comunidad
chavista en el influyente sitio web progubernamental Aporrea.
Pero economistas de fuera dicen que sería sensato de Maduro si aceptara el dólar por completo.
Steve Hanke, un economista de la Universidad Johns Hopkins y quien
desde hace mucho aconseja a gobiernos con crisis monetarias, dijo que
reemplazar al bolívar con el dólar reduciría el problema de inflación de
Venezuela casi en una noche, y sería un pilar de la estabilidad
económica, aunque también obligaría a instaurar medidas de austeridad.
Señala el ejemplo del aliado de Maduro, Rafael Correa en Ecuador,
quien ha clamado contra Estados Unidos a lo largo de sus ocho años en
funciones, pero que hasta ahora no ha mostrado deseo de traer de vuelta a
la vieja moneda nacional, de la que el país se deshizo a favor del
dólar.
En la fábrica Ford, los trabajadores están optimistas de que el nuevo
acuerdo salvará sus trabajos, según el líder del sindicato, Gerardo
Troya. De hecho, tienen una idea para una mayor dolarización: también
les gustaría que les pagaran en la moneda de Estados Unidos, a ocho
dólares por día, para comenzar. AP
0 comentarios:
Publicar un comentario