Ni “precio justo”, ni en bolívares. Las ensambladoras de vehículos venderán carros en dólares en su red de concesionarios como fórmula para obtener divisas y superar la semiparalización que atraviesan desde el año pasado.
En marzo Ford Motor y el Gobierno nacional sellaron el acuerdo. En
esa oportunidad el Vicepresidente para el Área Económica, Rodolfo Marco
Torres, informó que se trataba de una “alianza estratégica” para
mantener la producción.
¿Cómo funcionará el esquema?
Los concesionarios depositan los dólares a la ensambladora,
equivalentes a los carros que desean vender; con esos dólares la planta
comprará a la casa matriz el material de ensamblaje y lo traerá al país;
luego la ensambladora arma los carros y los despacha a los
concesionarios. Finalmente, en esos establecimientos venderán los
vehículos en dólares a los consumidores para recuperar la inversión.
De acuerdo a la planificación de la empresa, la producción bajo este esquema podría arrancar entre julio y agosto, tal y como se desprendió luego de que el presidente de la compañía se reuniera con el ministro de Industrias el pasado martes.
“El presidente de Ford Motor de Venezuela, Héctor Pérez, expuso en la
reunión las condiciones en que se encuentra la planta ensambladora,
ubicada en el estado Carabobo, e informó que se prevé que entre julio y
agosto se logre reactivar su producción de manera normal”, reseñó la
agencia estatal AVN.
Ni las autoridades, ni la empresa han explicado los detalles del
acuerdo, pero se espera que en las próximas semanas salga la
información. Fuentes cercanas a la empresa explicaron que alguno de los
modelos de la marca se seguirá vendiendo en bolívares y en ese caso los
costos asociados a la producción serán financiados por la ensambladora.
¿Qué ocurrirá con las otras ensambladoras?
En la industria automotriz aseguran que Ford no será la única empresa
que aplique ese esquema ante la negativa del Gobierno de cancelar la
deuda que tiene con el sector y el freno a las nuevas asignaciones de
dólares.
“Es una alternativa para no pararse definitivamente”, resume una de
las fuentes consultadas. Al menos otras dos ensambladoras han avanzado
en las conversaciones con el Gobierno nacional para sellar el acuerdo y
sólo resta aclarar dudas en materia legal, fiscal y aspectos operativos.
Los indicios sobre una posible “dolarización” de la industria
automotriz surgieron a comienzos de año. En enero el Ejecutivo nacional
manifestó a directivos de las ensambladoras que no había disponibilidad
de divisas y que debían proponer alternativas para evitar el cierre de
las plantas y el despido de los trabajadores.
En febrero de este año Toyota de Venezuela propuso al Gobierno la posibilidad de exportar carros
como mecanismo de supervivencia. “Sí, estamos evaluando la exportación
para un tema de sobrevivencia”, declaró Ignacio Mayz, gerente general de
mercadeo y ventas de la compañía. La empresa planteó a las autoridades
importar material de ensamblaje “libre de impuesto”, usarlo para armar
carros que sólo se venderían al exterior y con esos dólares mantener la
operación de la planta en Cumaná. Pero las autoridades no respondieron a
la propuesta.
¿Por qué se llegó a este punto?
Desde finales de 2013 los directivos de las ensambladoras advirtieron
al Ejecutivo nacional la crisis que se avecinaba, pero las autoridades
desoyeron los llamados de alerta.
El Gobierno adeuda a las siete ensambladoras instaladas en el país
alrededor de 2 mil millones de dólares por importaciones no liquidadas y
las casas matrices se niegan a despachar material de ensamblaje sin que
se honre esa deuda. Por tal motivo, el año pasado las empresas sólo
recibieron divisas a través del Sicad, ya que es un mecanismo de “pago a
la vista” que evitaba el incremento de la deuda. Sin embargo, las
liquidaciones fueron mínimas y la producción del año pasado fue la más
baja desde 1962.
De acuerdo a los datos de la Memoria y Cuenta del ministerio de Economía, Finanzas y Banca Pública,
el año pasado al sector apenas le liquidaron 264 millones de dólares,
un 78,8% menos que lo liquidado en 2013. La cantidad ni siquiera
representó el 10% de la demanda anual de las ensambladoras, estimada
entre 3 mil y 4 mil millones de dólares.
Lejos de entender la crisis de la industria automotriz, el Gobierno apostó por más restricción contra las automotrices.
Diputados del Psuv promovieron desde la Asamblea Nacional una Ley para
regular los precios de los carros. Aunque el texto fue sancionado, nunca
se promulgó. Sin embargo, a finales de 2013, en el marco del “Dakazo”,
Nicolás Maduro emitió un decreto presidencial que establecía el marco
legal para fijar los precios de los autos. Hoy, ante el agravamiento de
la crisis de las ensambladoras y el riesgo de que se pierdan miles de
empleo, la solución a la mano es la “dolarización” de la industria.
Venezuela se ha convertido en un problema para las multinacionales
del motor. Varias compañías han “desconsolidado” la operación venezolana
de sus estados financieros y desde las casas matrices han expresado
preocupación. “Al no tener capacidad de obtener dólares en el corto
plazo, lo que creemos será poco plausible, la producción actual de
vehículos probablemente cesará en julio de 2015″, expresó la semana
pasada General Motors en un informe presentando ante la Comisión de
Valores y Bolsa de los Estados Unidos.
Ahora bien, la solucion deberia ser la importacion libre de impuestos de carros usados desde todo el
mundo. De cualquier ano, color, y estado. Vendrian
Cauchos-Baterias-Repuestos, a un gran precio! Todos deberiamos ser el
industrial que importa y exporta, si las emsanbladoras quieren dolarizar
sus carros (ya dolarizados y que solo compra el estado), que dolaricen
los salarios-ahorros-pensiones primero.
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