Fue una de las primeras empresas de la industria automotriz que
lideró el impulso que el primer gobierno de Tabaré Vázquez le otorgó a
esta rama de actividad, aprovechando las “ventajas” que daba los
convenios bilaterales con los socios grandes del Mercosur. La
ensambladora de vehículos chinos Chery-Socma desembarcó en Uruguay sobre
fines de 2006 de la mano del empresario argentino, Franco Marcri, con
la mira puesta en atender la demanda de vehículos 0 km del Mercosur y la
región. Inició sus operaciones en febrero de 2007 con la fabricación
de vehículos en la planta de ensamblado que perteneció a Sevel en Paso
Carrasco.
Desencantado y frustrado por las trabas que el gobierno de su país le
fijaba para el desarrollo de su negocio, Chery-Socma buscó en Uruguay
una alternativa para llevar adelanto su negocio. Sin embargo, la apuesta
salió mal y la empresa comenzó a encontrar un sinfín de obstáculos para
colocar su producción en los mercados de la región. Así, luego de ocho
años de actividad que tuvo más verdes que maduras, la empresa tomó la
determinación de cerrar la cortina en Uruguay, tras siete meses de
inactividad a nivel industrial.
Chery-Socma contaba con una plantilla de 350 trabajadores directos y
más de 600 indirectos “quienes serán afectados ante esta decisión”, se
lamentó ayer el PIT-CNT. Según informó el director de Trabajo, Juan
Castillo, el retiro de la automotriz de Uruguay se dio por la
imposibilidad de concretar exportaciones a Brasil y Argentina y ante la
demora de un negocio con Venezuela. “El planteo era previsible debido a
la situación de la región”, admitió Castillo.
Asimismo, indicó que los representantes de la firma alegaron que la
pérdida económica “era millonaria en dólares” y que mensualmente los
números rojos alcanzaban los US$ 600 mil. Para el cierre de las
operaciones, se estimó un costo de US$ 16 millones. De todas formas,
Castillo dijo que la empresa no desmontará la planta en Uruguay “a la
espera de un cambio favorable en la región en los próximos meses”.
En 2012, Chery-Socma ya había amenazado con cerrar sus puertas en
Uruguay. Las autoridades de Argentina le habían permitido el ingreso de
solo 350 autos de los 1.250 que un convenio bilateral los habilitaba a
exportar a ese país libre de arancel. Luego de realizar diversas
gestioens ante las autoridades de ambos países, Chery-Socma apostó a
Brasil y a ingresar a Venezuela. Sin embargo, ninguno de los otros dos
socios del Mercosur respondió a sus expectativas lo que la llevó a
cerrar su producción en Uruguay. La firma informó que la inversión en la
planta local fue rondó los US$ 50 millones.
Empuje y declive
Los ministerios de Industria
encabezados por los socialistas, Daniel Martínez (2008-2009), y Roberto
Kreimerman (2010-2015) alentaron el desarrollo de la industria
automotriz en Uruguay y las empresas autopartistas en el marco de una
política de integración de las cadenas de valor en la región.
En la otra vereda, el Ministerio de Economía liderado por el ala
astorista siempre observó con cierto recelo el desarrollo de esta
actividad. Argumentaba que era un sector con “escaso valor” agregado
para la producción industrial que no justificaba el subsidio que el
gobierno le otorgaba a ese sector. En 2012, Economía informó que por
devolución de impuestos y subsidios la industria automotriz percibió US$
37,4 millones, superado únicamente por la industria frigorífica con US$
51,5 millones.
Luego de un período de cierto auge del sector que se vio alentado por
la venta de autos 0 km en los mercados de Argentina y Brasil, desde
fines del año pasado, el sector comenzó a mostrar señales de
estancamiento que se agravó en 2015. En el primer trimestre, el sector
automotor redujo 48,7% su producción respecto a 2014.
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