Tareck El Aissami pidió perdón a los refugiados por los errores cometidos por el Estado con ellos al tiempo que les aseguró que por encima de las fallas pueden tener la seguridad de que al final obtendrán una vivienda digna. El ministro de Interior y Justicia aprovechó la ocasión para informar que el presidente Chávez aprobó más 150 millones para atender a más de 13 mil familias para ser atendidas. ¿Y por qué se disculpa El Aissamí? ¿Acaso el gobierno no sostenía que estaba atendiendo bien las necesidades de las decenas de miles de familias que se encuentran en refugios tras haber perdido sus viviendas? ¿Acaso no lanzó la fulana Misión Vivienda Venezuela teniendo como uno de sus objetivos entregar viviendas dignas a los damnificados? Pues ya vemos que la cosa no era así. Hicieron falta días y días de protestas para que el gobierno reconociera que ha cometido “errores” con los refugiados.
Claro está, no especifica cuáles fueron esos errores. Tal vez El Aissamí debería enumerarlos. Comenzar por ejemplo diciendo que les prometieron villas y castillas que nunca llegaron; que los utilizaron como instrumento político para inyectar dosis positivas de imagen pero que luego los dejaron olvidados y desatendidos; que trataron de aplacar sus protestas cuando lo único que pedían eran soluciones efectivas y efectivas. Esas son las fallas de las que debe hablar el gobierno, pero haciéndolo con contundencia, no con sus falsos arrebatos de humildad que en el fondo no son más que una barata estrategia política. Más acción y menos palabras señor ministro.
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