A principios de año, el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, tuiteó su intención de aprender código informático para finales del año. Se unió a aproximadamente 300 mil personas que se han inscrito en CodeYear para recibir clases gratuitas de programación interactiva cada semana a través de Codecademy, un tutorial basado en la web. Me siento muy aliviado.
Es tiempo de que los estadounidenses comiencen a tratar al código informático del mismo modo en que tratamos el alfabeto y la aritmética. El código es el material que hace que los programas de computadora funcionen: la lista de comandos que indican a un procesador de texto, una página web, un videojuego, o un sistema de navegación aérea qué hacer. Y eso es todo lo que el software es: líneas de código, escritas por personas.
Estamos socializando, trabajando, consumiendo y viviendo en un mundo cada vez más definido por los programas. Aprender código es la mejor manera de entender lo que todos esos programas hacen, o incluso reconocer que existen, en primer lugar.
Sólo hace un par de años, recibía miradas burlonas o reacciones peores cuando sugería a colegas y audiencias que aprendieran código. “Programa o sé programado” se convirtió en mi mantra: Si no eres un verdadero usuario de la tecnología digital, entonces probablemente estás siendo utilizado por la tecnología digital. Mi sugerencia de que las personas aprendan a programar pretendía ser un punto de partida para una discusión más grande.
No, yo no esperaba que los adultos estadounidenses tomaran las dos o tres semanas que se necesitan para comprender la programación, y mucho menos los meses de esfuerzo que se necesitarían para llegar a dominarla. Pero quería que la gente por lo menos tomara conciencia de los sistemas digitales en los que estamos llevando a cabo gran parte de nuestra actividad, y el tipo de pensamiento y comportamientos que esos sistemas han sido programados para alentar.
La mayoría de los adultos se dan cuenta de que, por ejemplo, Facebook está diseñado para aumentar el valor de nuestro 'gráfico social' ante sus clientes, y ante las empresas y firmas de investigación que compran estos datos. Entendemos que no somos los clientes, sino el producto. Entre más críticos nos volvamos hacia los iPhones y búsquedas en Google en nuestras vidas, mejor distinguiremos lo que quieren de nosotros.
Pero ya no creo que eso sea suficiente. Tomó un par de siglos después de la invención del texto para que la gente común aprendiera a leer y escribir. La imprenta, que democratizó la impresión al reducir el costo de los manuscritos, ciertamente ayudó. Ahora que vivimos en un mundo con periódicos, señales de tránsito, etiquetas de envases y leyendas en medicamentos, casi ya nadie cuestiona la idea de que enseñar a los niños a leer es algo bueno, o que la alfabetización básica nos da más posibilidades de crear valor para nosotros o para nuestros empleadores.
Bueno, ahora vivimos en un mundo de aplicaciones, redes y algoritmos de negociación para los mercados de valores que utilizamos, a pesar de que pocos de nosotros entendemos cómo funcionan. Y aunque aprender código alguna vez fue un proceso difícil o costoso, los desertores universitarios que desarrollaron Codecademy han democratizado la programación casi tan seguramente como Gutenberg democratizó el texto. Cualquiera puede entrar a Codecademy y comenzar a aprender y crear código a través de su simple y divertida ventana interactiva, de forma gratuita.
¿Cómo puede ser gratuito? ¿Es esta una obra de caridad? No. Es un gran negocio. Como mi amigo, Jason Calacanis —presidente ejecutivo de Mahalo y fundador de la conferencia de exhibición de emprendimientos LAUNCH— me explicó: “El costo de recursos humanos de contratar a un programador individual podría ser de entre 50,000 y 100,000 dólares para una empresa grande. Eso es tomando en cuenta la publicidad, los honorarios de los cazatalentos, el tiempo de entrevistas y el personal interno”.
Sin embargo, la competencia por los pocos programadores que están allá afuera buscando trabajo es muy costosa. Una cantidad tan pequeña de estadounidenses saben programar que las empresas como Google y Facebook de hecho están comprando empresas enteras sólo por sus empleados entendidos en el código, en lo que se conoce como “adquisiciones por talento”.
Según Calacanis, cada empleado que entiende cómo programar está valorado en entre 500,000 y 1 millón de dólares en el precio total de la adquisición. Un millón de dólares sólo por conseguir a alguien que aprenda a programar.
Por supuesto, la otra estrategia de las empresas es importar programadores de China e India, a través de una costosa visa que a menudo es sólo temporal. (Eso es porque, a diferencia de esos países, Estados Unidos no enseña programación a sus estudiantes. Como mucho, enseña a los niños cómo utilizar los programas que ya están en los estantes. Pero eso es tema de otro artículo).
Todo lo que Codecademy necesita hacer para capitalizar eso, es conectar a aquellos que terminan sus cursos y que buscan empleo con las empresas que pagan un buen dinero por encontrarlos. Es un modelo que retira los engorrosos costos de la educación de los estudiantes y los coloca en las empresas beneficiarias de las habilidades que han aprendido. Y es un modelo que podría aplicarse en muchos otros campos.
Así que para alguien allá afuera que dice que no puede conseguir empleo: Podrías tener uno. Uno divertido. El aprendizaje de código no se trata de números y matemáticas. Es más como la arquitectura, donde se te presenta un problema de acertijo como: “¿Cómo llevamos a todos estos autos de esta autopista a aquella sin tener que construir un puente sobre este río, o poner un paso a desnivel al lado del hospital?”.
Aprender a programar significa ser capaz de imaginar una nueva manera de utilizar la cámara de tu iPhone, o una nueva forma para que las personas se conecten entre sí, y luego poder llevar esa visión a la realidad.
Si sabes programar, puedes conseguir un trabajo bien remunerado ahora, o hacer cosas valiosas ahora. Comprenderás más acerca de cómo funciona el mundo, y te convertirás en un miembro activo en la sociedad digital que se despliega ante nosotros. Permitirías a Estados Unidos competir efectivamente tanto en las fronteras económicas como militares, donde estamos perdiendo rápidamente nuestra ventaja competitiva debido a nuestra incapacidad de enseñarnos a nosotros mismos a programar. No deberíamos esperar a que la Bolsa de Valores de Nueva York fuera hackeada por niños de Asia para aprender esta lección.
Nota del editor: Douglas Rushkoff, quien escribe regularmente para CNN, es un teórico de los medios de comunicación y autor de Program or Be Programmed: Ten Commands for a Digital Age (Programa o sé programado: 10 comandos para la era digital).
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