La decisión del Gobierno de centralizar las importaciones de materia primas para la elaboración de alimentos preocupa a consumidores e industriales.
Mientras que los empresarios advierten que se puede interrumpir el procesamiento de rubros básicos, los ciudadanos temen que se pueda agudizar el desabastecimiento de algunos productos.
Rosa Pacheco, una consumidora de la urbanización Los Ruices, la medida de centralizar las importaciones y que las empresas privadas dependan del suministro de insumos del Gobierno puede ser negativo. “El Gobierno tendrá el dominio de los insumos, y quizás funcione al inició pero luego habrá problemas”, opinó.
“En trigo, cada empresa tiene unas especificaciones de calidad y si no se importa adecuadamente se pueden parar las plantas”
El presidente de Cavidea, Pablo Baraybar, reconoce que existe una preocupación en el Gobierno por tratar de que se mantenga la producción y se logre un resultado positivo que permita abastecer el mercado.
Pero hay factores contrarios que se escapan tanto del control del Ejecutivo como de las empresas de alimentos, y son los precios internacionales principalmente en rubros que dependen de las importaciones como la leche en polvo, el azúcar, los aceites de mezcla, maíz y soya, el pan y las pastas, entre otros.
“No es un problema del Gobierno que los precios internacionales de los alimentos hayan subido, pero tampoco de la industria. Las empresas no pueden pagar las consecuencias de un incremento y tampoco pueden seguir produciendo por debajo de los costos mientras el producto terminado tiene precios congelados”, dijo.
Sostuvo que la solución que ha planteado el Gobierno de centralizar todas las importaciones de rubros esenciales como azúcar cruda, maíz, leche en polvo, trigo y grasas (aceites), no es la mejor salida. “Creemos que centralizar las importaciones no es la mejor salida que pueda tener el país para esta situación del alza de los precios de los alimentos en el mercado internacional. Si se comprara una sola materia prima en un solo mercado sería fácil, pero si se pretende concentrar las importaciones de trigo, grasas y otros rubros habrá problemas porque cada empresa tiene sus exigencias en cuanto a calidad y cantidades. Será difícil coordinar todo esto teniendo un solo comprador”, indicó.
Baraybar advirtió que tampoco se puede concentrar las importaciones en un solo país y cambiar de proveedores porque las empresas tienen líneas de crédito establecidas que se pueden perder. “En trigo, cada empresa tiene unas especificaciones de calidad y si no se importa adecuadamente se pueden parar las plantas”, agregó.
Propone al Gobierno que se permita a las empresas seguir importando, y además que se pueda prorrogar la vigencia del dólar a 2,60 bolívares para esas compras externas. Incluso, agregó que si el Ejecutivo quiere subsidiar, se podría regresar al dólar de 2,15 bolívares para ciertos rubros básicos.
Advirtió que interrumpir el normal flujo de importaciones puede poner en riesgo el abastecimiento de rubros que dependen de esos insumos. “El Gobierno anuncia la compra de unas 200.000 toneladas de trigo, ahora esa cantidad puede alcanzar para entre 2 y 3 meses de acuerdo a las necesidades de las empresas y perder el flujo de las importaciones por parte de las empresas, puede comprometer el abastecimiento”, advirtió.
Dijo que no hay suficiente inventario de productos terminados como para esperar que el Gobierno se adapte al proceso de importaciones de todos estos rubros y luego despachar a las industrias.
Adriana Hernández, otra consumidora, teme que se agudice la falta de algunos rubros básicos. “Si en este momento tenemos problemas para conseguir aceite, leche y otros de primera necesidad, no quiero pensar qué pasará si el Gobierno es el que decide qué importar y cuánto darle a las empresas”, expresó. Recordó que en los últimos años se ha visto afectada por el racionamiento en las ventas de algunos rubros.
Pedro Hernández comparte las opiniones de Pacheco y Hernández. Considera que al controlar las compras de insumos, se puede presentar fallas en los inventarios de productos.
Más demanda. Las ventas de alimentos básicos distribuidos por las agroindustrias al comercio al detal registraron un alza de 0,12% en enero y de 0,84% en febrero, según el índice que mide la Cámara Venezolana de la Industria del sector. “Los consumidores están concentrando la demanda en bienes que tienen precios regulados y son más económicos.
Existe una clara tendencia de recuperación en algunos productos que son de alto consumo entre la población, como los cereales”, explicó el presidente de Cavidea, Pablo Baraybar.
El empresario resaltó que las agroindustrias están concentradas en elevar la producción y garantizar la disponibilidad de materia prima para procesar, pese a las dificultades que han tenido por el alza de la materia prima internacional, la inflación interna, los precios rezagados, la devaluación de los últimos dos años y otros factores que han elevado los costos de producción.
El índice de ventas por toneladas de alimentos de Cavidea resalta que en febrero, en comparación con el mismo mes de 2010, se elevó la demanda de 10 rubros básicos, 5 retrocedieron y no se obtuvo información exacta sobre 4 productos.
Las industrias reflejan un alza de 0,29% en la demanda de arroz en febrero, de harina precocida de maíz en 18,9% y de harina de trigo en 8,7%. También aumentó el consumo de la industria al comercio de pastas alimenticias en 2,62%, de leche en polvo en 9,12%, de huevos en 8,4%, de sardinas en 3,35%, de mayonesa en 4,76%, y de azúcar y salsa de tomate en 2,65% y 8,65%, respectivamente.
La comercialización de las toneladas de avena retrocedió 10,23% y la de atún 16,37%. Los embutidos registraron una caída de 3,14% el mes pasado, al igual que los aceites cuya venta bajó 1,01% y la de margarinas 6,65%. El informe no tiene datos para febrero de la comercialización de café, pollo ni leche pasteurizada y quesos.
Piden aumentos graduales
El presidente de Cavidea, Pablo Baraybar, señaló que las empresas deben cubrir los costos de producción y requieren de un margen que permita sostener la operatividad, elevar el procesamiento e invertir. “Hay aumentos en la materia prima de entre 100% y 250%, como en el caso de los aceites. La industria debe pagar el litro sin procesar de aceite crudo a 7 bolívares, mientras que el litro al consumidor esta regulado en 4,20 bolívares”.
Un kilo de trigo sin incluir el procesamiento cuesta 2,9 bolívares y el producto terminado está regulado en 3,20 bolívares. “En el procesamiento de pasta al precio regulado, con el alza del trigo no estamos cubriendo ni 50% de los costos de producción. En el caso del aceite, con dificultad logramos cubrir los costos, esto sin contar el efecto de la devaluación que en dos años ha sido más de 100%”, dijo.
Señaló que los precios regulados de las pastas y el aceite no se revisa desde 2009 y que cuando se ajustaron fue hacia la baja, porque en ese momento habían caído los precios internacionales. “Estamos proponiendo un aumento gradual de los precios de los alimentos, porque entendemos que no se puede afectar a los consumidores, pero tampoco se pueden tener precios congelados”, señaló.
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