Bangkok/Sydney/Madrid, 24 mar (dpa) – La ópera de Sidney en Australia, la torre más alta del mundo Burj Khalifa en Dubai, la torre Eiffel en París, el Cristo Redentor de Río de Janeiro, el edificio de Times Square en Nueva York, la Sagrada Familia en Barcelona, la Mezquita de Córdoba o el Palacio Real en Madrid apagarán sus luces el próximo 26 de marzo para conmemorar “La hora del Planeta”.
Cientos de millones de personas en 133 países de todo el mundo quieren mostrar así que están en contra del cambio climático.
Si se pudiera ver desde la distancia, la idea de esta acción sería que funcionara como cuando se hace la ola en un estadio de fútbol, cuando los espectadores se van levantando sucesivamente imitando el movimiento de las olas en el mar. Resultaría espectacular si alrededor del mundo las innumerables ciudades que se han sumado a la acción fueran apagando sus luces durante una hora. Aun cuando no se pueda ver desde el espacio, la acción que se repite este año ha encontrado millones de seguidores.
Como una muestra de alerta contra el cambio climático “la hora del planeta” comenzó a realizarse en Australia y desde entonces ha ido ganando adeptos. El año pasado, ya más de 4.500 ciudades en 128 países, se sumaron a la acción, según la organización defensora del medio ambiente WWF, que coordina la acción en todo el mundo. Este año, asegura, se han sumado más países a la iniciativa.
Siempre a las 20:30 horas en cada país se propone apagar las luces durante una hora. Las islas Chatham, a 800 kilómetros al este de Nueva Zelanda, serán las primeras en apagar las luces a las 06:45 horas GMT. Luego siguen las islas del Pacífico, Nueva Zelanda, Australia, Asia, Europa y América.
No sólo se ha buscado apagar las las luces en edificios emblemáticos, sino también la colaboración de celebridades.
En Australia, la modelo de ropa interior, Miranda Kerr, será este año embajadora de la “La hora del planeta”. “Pedimos a las celebridades que no sólo insten a sus fans a participar y apagar las luces, sino que les inciten a una acción contra el cambio climático que vaya más allá de la hora (en la que se apaguen las luces)”, dijo Andy Ridley, de Sidney, el inventor de la acción.
“Quiero seguir reciclando y comprar productos ecológicos en el mercado”, prometió Kerr. No se mencionó sin embargo durante la presentación de la modelo que para su trabajo se desplaza en un jet por todo el mundo provocando toneladas de emisiones de CO2.
En el país del inventor de esta acción, también hay voces críticas con la iniciativa. El diputado Cory Bernardi comentó: “Con ello se está celebrando la oscuridad y la vuelta atrás. Se demoniza los logros y el avance”.
Bernardi dijo que encenderá en su casa numerosas luces en señal de protesta. Tampoco el ecologista Clive Hamilton es un seguidor de la “Earth Hour”. “El peligro es que la gente crea que así está haciendo algo significativo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y ese no es el caso”, añadió.
Justo en Sydney, la ciudad donde reside Andy Ridley, comienza a ceder el entusiasmo con el que en un principio se acogió el apagado de luces: durante el primer año un 59 por ciento de hogares participaron, en el segundo 54, luego el 49 y en el pasado 41 por ciento. “Algunos sencillamente ya están hartos”, opinó Ridley.
WWF opina que la acción del apagado de luces, sirve para que la gente piense. Esta organización nunca sostuvo que una hora a la luz de las velas fuese a ahorrar emisiones de CO2, afirma. “En cada uno está el poder de hacer algo para cambiar”, ese es el mensaje.
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