Desde la lucha contra el calentamiento
global a los presupuestos para investigación, la comunidad científica
estadounidense teme lo peor con el futuro gobierno de Donald Trump,
visto ya como el dirigente más hostil con la ciencia.
“Trump es el primer presidente que
tenemos en contra de la ciencia y las consecuencias serán muy malas”,
afirma Michael Lubell, portavoz de la American Physical Society, en
sintonía con el pesimismo que vive el sector.
El próximo vicepresidente Mike Pence, es
un político ultraconservador y creacionista, que ha rechazado en al
menos una entrevista la teoría de la evolución de Darwin sobre la que se fundamenta la biología moderna.
“Hay miedo por que la infraestructura
científica estadounidense sea humillada”, asegura Robin Bell, geofísica
en la Universidad de Columbia de Nueva York sobre el recorte que puede
sufrir el presupuesto destinado a la investigación y la falta de
contratación de talentos extranjeros.
La alarma gira sobre todo entorno al clima, porque el magnate inmobiliario declaró que no cree que los humanos sean responsables del calentamiento global.
Para él, se trata de “un complot de China” en contra de Estados Unidos, por lo que prometió sacar a su país del acuerdo de París.
“Si Trump cumple sus promesas de
campaña, será difícil mantener el alza de las temperaturas del Planeta
bajo los niveles peligrosos”, explica a la AFP Michael Mann, director
del Centro de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Pensilvania
(ESSC).
– Una década perdida –
Estados Unidos es el segundo país que más gases de efecto invernadero emite, después de China.
John Abraham, profesor de Ingeniería
Mecánica en la Universidad St. Thomas de Minnesota, considera que la
victoria de Trump “costará al menos una década” en términos de lucha
contra el calentamiento global.
“Estudio el aumento de las temperaturas
en los océanos y el equilibrio térmico de la Tierra y los datos saltan a
la vista”, señala en un email enviado a la AFP.
El científico estima que “la única forma de poder evitar peores efectos del cambio climático es aplicar lo antes posible las medidas tomadas por (el presidente Barack) Obama”.
A principios de octubre, unos 400
científicos –entre ellos 30 premios Nobel– criticaron en una carta
abierta al candidato republicano por decir que apartaría a Estados
Unidos del acuerdo de París sobre el clima.
“Un ‘Parexit’ daría una señal clara al
resto del mundo de que a Estados Unidos no le importa los problemas del
calentamiento provocado por las acciones de los humanos”, escribieron.
“Las consecuencias de una decisión como ésta serán graves y se prolongarán en el tiempo”, afirmó el grupo de expertos.
– Trump desinformado –
“Claramente, Trump no está informado sobre muchas cosas y sobre el clima no sabe que es grave”, apunta Rush Holt, director general de la Asociación Estadounidense para el Desarrollo de la Ciencia (AAAS, por sus siglas en inglés), la organización científica más grande del mundo que publica sus descubrimientos en la prestigiosa revista Science.
Es preocupante, cuenta en una entrevista
con la AFP, que el presidente electo haya incluido a Myron Ebell, un
escéptico sobre el cambio climático, en su equipo de transición y que su
nombre suene para dirigir la Agencia de Protección del Medioambiente
(EPA, por sus siglas en inglés).
Obama utilizó precisamente esta
institución para imponer una reducción de las emisiones de carbono,
principalmente en centrales eléctricas.
Pero realmente “no sabemos lo que piensa
Trump sobre el calentamiento” u otros temas científicos ya que sus
declaraciones son contradictorias, subraya Holt, exrepresentante demócrata en la cámara baja.
De hecho, el magnate pidió un permiso para construir un muro con el objetivo de proteger su terreno de golf en Irlanda de los efectos del calentamiento global.
“Puede que vea el problema de otra forma si se le habla de cambio climático en términos económicos y no desde una perspectiva de política nacional e internacional”, sugiere el científico.
El espacio es por ahora el único sector científico por el que Trump ha manifestado su total apoyo.
“La observación desde
el espacio y la exploración más allá de la órbita terrestre deberían
ser prioridades”, afirmó en respuesta a una pregunta de
ScienceDebate.org.
AFP
AFP
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