Madrid se debate entre una exjueza comprometida y una condesa política

lunes 25 de mayo de 2015  07:27 AM
Madrid. - El debate entre estas dos mujeres fue uno de los momentos emblemáticos de la campaña municipal en Madrid, pero la exjuez 'roja' Manuela Carmena y la líder conservadora Esperanza Aguirre deberán esperar unos días para ver quien ha ganado.

"No entiendo que habiéndonos hecho tanto daño quieras seguir gobernando. No sigas, ya has hecho mucho daño.

Manuela Carmena, una mujer rubia de 71 años de sonrisa dulce hizo frente con estas palabras, mirándola a los ojos, a una de sus más temibles adversarios políticos españoles, Esperanza Aguirre, de 63 años, cuyo agudo ingenio es tan controvertido como apreciado.

Entrada en política hace 32 años, "Espe", exministra, expresidenta del senado, presidenta de la región madrileña entre 2003 y 2012 y condesa consorte, le respondió que no tenía "el monopolio de la compasión" antes de reprocharle haber hablado del "sufrimiento" de los "terroristas" de ETA, una afrenta para las víctimas.

Fue en un debate en la televisión regional de Madrid en plena campaña.

Menos de dos semanas más tarde, los madrileños han dado 21 concejales a la lista de Esperanza Aguirre y 20 a la de Manuela Carmena, candidata de una plataforma que reúne a 'indignados' y al partido de izquierda radical Podemos. Si el Partido Socialista (9 ediles) la apoya, Carmena será alcaldesa.

UNA DESCONOCIDA

Hace apenas unas semanas, Manuela Carmena era una gran desconocida para el público y para los medios, que todavía no han hecho un gran repaso de su pasado.

Ahora es objeto de un enorme fervor en el seno de la izquierda madrileña, incluidos simpatizantes del Partido Socialista.

Testimonio de ello son las ilustraciones que circulan en redes sociales, donde 'Manuela', que circula en bici, aparece como una dulce abuela.

Carmena, procedente de una familia de comerciantes madrileños, no tenía intención de presentarse a las elecciones tras 45 años como abogada y después juez.

"Pero empezaron a llamar sucesivos y diferentes amigos que venían a decirme: 'chica, echa una mano, te necesitan, necesitan a alguien con experiencia, que lleve una mochila con muchas propuestas'", recordó.

Y entró en campaña haciendo pequeñas reuniones de barrio que tuvieron tal éxito que borraron a los otros candidatos de izquierda.

Propone luchar contra la corrupción, reforzar el transporte público, ayudar a los más pobres, abrir la gestión del ayuntamiento a los ciudadanos y reducir a la mitad su salario, de 100.000 a 45.000 euros por año.

Exmilitante comunista, miembro del Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria de la ONU, fue nombrada magistrada en 1981 en una España todavía muy machista y subió hasta el Tribunal Supremo.

POPULISMO DE EXTREMA DERECHA

Frente a ella, Esperanza Aguirre, también abuela, abandonó la primera plana de la política en 2012, tras sufrir un cáncer de pecho.

Antes también había superado otras pruebas que le valieron una reputación de incombustible como cuando escapó descalza y en camisón de un tiroteo en un hotel durante los atentados de Bombay de 2008, o de un accidente de helicóptero, tres años antes.

Pero, un sondeo interno mostró que era la mejor candidata posible para que el Partido Popular (PP, derecha) retuviera Madrid, donde gobierna desde 1991, según el politólogo Fernando Vallespín.

Representante del ala dura de su partido, esta admiradora de Margaret Thatcher aseguraba una campaña animada con sus declaraciones sin pelos en la lengua, afirmaba un responsable del PP en "off", antes de la campaña.

Esperanza Aguirre hizo promesas como sacar a los mendigos del centro de Madrid o acabar con el "afán recaudatorio" de las multas del ayuntamiento.

Aguirre, que no duda en aparecer vestida con el traje regional madrileño en las fiestas de la capital, protagonizó, ella misma un rocambolesco episodio al huir de dos policías tras una infracción de tráfico en 2014.


Combina "elementos populistas de extrema derecha en Europa y esa conexión con el mundo del liberalismo económico", dice Vallespín.

El líder de Podemos, Pablo Iglesias la apodó la "condesa de la corrupción", acusándola, al igual que hizo Carmena, de haber protegido a responsables de su partido implicados en distintas investigaciones judiciales, aunque ella siempre ha negado saber nada.
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