El último aumento del salario mínimo decretado por el presidente
Nicolás Maduro dejó al descubierto un rezago que desde hace tiempo viene
deteriorando un oficio vital para el desarrollo de un país: la
docencia, que ejercen 110.000 profesores en universidades y 644.076
maestros en escuelas de todo el país. Así lo reseña el-nacional.com / Andrea Montilla
Una buena porción de ese grupo recibe remuneración de personal sin
instrucción, que equivale a un tercio de la canasta alimentaria y una
sexta parte de cesta básica familiar.
El nuevo aumento, para el que aún no se han asignado los recursos,
desató un conflicto que estaba latente. Fapuv comenzó con paros
escalonados esta semana y anunció protestas. La FVM exigirá un ajuste de
la tabla salarial antes de cualquier aumento
Atrapado entre el querer y el deber
“¿Estamos a salvo o estamos a punto de cometer un error?”, pregunta
Eduardo Requena a un grupo de estudiantes sobre una fórmula matemática
que acaba de escribir con tiza en la pizarra. Es un repaso de la clase
anterior. Nadie responde. Otros cinco jóvenes entran retrasados al
salón, distraídos por el partido de fútbol del Barcelona.
Una frase sacude su mente: “Uno está atrapado entre el querer y el
deber”. Requena es de los pocos profesores que quedan en la Facultad de
Ciencias de la Universidad Central de Venezuela. No tiene intenciones
serias de irse, pese a que el bajo salario que recibe por ser docente e
investigador matemático lo obliga a buscar otras vías de supervivencia.
El licenciado en Matemáticas, cuasi magíster y padre de dos hijos se
divide entre dar clases de cálculo a 60 alumnos en la Universidad
Experimental Politécnica, en La Yaguara, y enseñar a otros 60 en la UCV.
En la primera institución es profesor asistente y en la segunda es
instructor a tiempo convencional. Con ambos trabajos hace 13.600
bolívares al mes. En la UCV 63% de los 4.278 docentes están en la
categoría de instructores y asistentes y como él ganan menos del salario
mínimo.
Le preocupa un bote de aceite que tiene su moto —la que lo lleva de
la Unexpo a la UCV diariamente—, por el alto costo de reparación. Apenas
aprendió a manejarla hace cuatro años cuando la inflación esfumó su
deseo de comprar un carro. Un pequeño block de notas y un libro de
Matemáticas raído por el tiempo lo acompañan a su clase. “Desde hace dos
o tres años no compro libros, ya no voy al teatro. Hace dos diciembres
que no me compro zapatos ni hacemos grandes mercados en la casa”, dice
Requena mientras inhala un cigarro, hábito que no abandona a pesar de le
quita gran parte de uno de sus salarios.
Solo da clases de lunes a jueves. Los viernes le corresponde comprar
productos regulados de primera necesidad según el terminal de su cédula.
17.118 bolívares gasta mensualmente para pagar servicios, el colegio de
su hijo adolescente y la comida, lo que equivale a 86% del presupuesto
familiar. Junto a su esposa, quien trabaja como higienista dental, ganan
alrededor de 20.000 bolívares mensuales.
“Para hacer ciencia tienes que tener tu mente allí; no puedes estar
pensando en lo que falta del mercado o que te van a asaltar. La docencia
nunca decepciona, lo que molesta son las condiciones. Cada día tienes
que pensar más en las cosas que no deberías estar pensando”.
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Pero tranquilos que en la Bolivarina se estan creando a los futuros arquitectos que construiran al pais nuevoo... Mieedooooo.... el 90% de los trabajadores de la administracion publica ganan menos de sueldo minimo.. menos de dos dolares diarios
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