Es difícil imaginar que el azul de Los Roques pueda ocultar algo tan
grande como un avión. Lo cristalino de sus aguas hace que la visión
desde afuera sea paradisíaca. Pero lo cierto es que esa tranquilidad
sólo se vive en el área que comprende el interior del arrecife coralino.
Apenas salir unos metros más allá de este cerco natural de 400
kilómetros aproximadamente, es mar abierto, así lo informó la periodista
Laura Weffer Cifuentes de Ultimasnoticias.com.ve.
Las olas se levantan a varios metros de altura y el movimiento es inclemente.
Esto se explica por la formación de la isla. Al sur del archipiélago
aparece una plataforma submarina angosta y abrupta donde las
profundidades del mar oscilan entre los 500 y los 1.000 metros.
Esta profundidad abismal explica la dificultad en la búsqueda de las
dos avionetas que han desaparecido en los últimos cinco años. La de 2013
y la de 2008.
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