El talón de Aquiles de Hugo Chávez, que a su vez es el punto de apoyo
de la candidatura de su adversario Henrique Capriles, está relacionado
con la fatiga de los catorce años de gestión y con las expectativas de
cambio. Es en ese nicho del deseo de alternancia donde se librará, en
esta última semana, la batalla por el corazón de una franja decisiva de
los electores venezolanos. Henrique Capriles Radonski, con un programa
que él mismo ha definido como «contemporáneo» e inspirado en las
políticas europeas, propone una regeneración para el país
iberoamericano.
No en vano, por primera vez, el mandatario venezolano se enfrenta
ante la posibilidad de una derrota. Para la oposición, los 10 puntos que
le dan las encuestas de ventaja no son más que una cortina de humo que
se desvanecerá el próximo día 7 octubre. Chávez está nervioso y se nota.
De hecho, este viernes volvió a negarse a debatir con su adversario.
Uno de los principales problemas, entre varios, a los que el extenso Gobierno de Hugo Chávez no ha podido hacer frente es el del incremento de la violencia y el crimen. Más del 70% de los venezolanos ve la inseguridad como el mayor problema que sufre el país.
En el país murieron asesinadas 14.092 personas en 2011, de acuerdo
con cifras gubernamentales ofrecidas en junio, lo que sitúa la tasa de
homicidios por encima de 50 por cada 100.000 habitantes, uno de los más altos de América Latina.
“Es único que en doce años se haya triplicado la tasa de homicidios,
sin haber participado en ninguna guerra ni haber sufrido grandes
catástrofes”, comenta en declaraciones a LA RAZÓN Roberto Briceño,
responsable del Observatorio Venezolano de la Violencia.
Para Briceño, uno de los problemas está en que “el Gobierno considera
que la violencia y el delito tienen su origen en la pobreza y el
capitalismo” y ha optado por “no aparecer ante la opinión pública como un Gobierno represivo”.
El silogismo “disminuye la pobreza ergo se reduce la violencia es
falso”, insiste el director del Observatorio. “La explicación no está en
la desigualdad. La explicación para nosotros está en la
institucionalidad, las reglas del juego que rigen la sociedad”, añade
Briceño.
En su opinión la problemática se divide en distintos niveles. “En 1998, por cada cien homicidios, hubo 118 detenciones. En 2011, por cada cien homicidios hubo nueve detenciones. Eso quiere decir que la impunidad es total,
en el 91% de los casos, siendo optimistas. Eso significa que no hay ni
juicio ni condena. No hay razones para no delinquir en Venezuela”,
concluyó Briceño.
Lea cual es el otro talón de Aquiles de Chávez en La Razón.
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