Cabizbajos y silenciosos, los mexicanos
recibieron la madrugada del miércoles la noticia de que vivirán
despiertos la “pesadilla” de ver a Donald Trump dirigiendo al país más
poderoso del mundo.
La victoria del candidato republicano
dejó sin aliento a millones de personas y hasta el peso mexicano entró
en pánico derrumbándose a mínimos históricos. El gobierno ya prepara una
respuesta.
Las caras festivas de los mexicanos que
confiaban en celebrar la derrota del magnate se fueron diluyendo al
ritmo que las televisiones mostraban su avance.
“Me siento triste, muy triste, parece
una pesadilla la verdad, y con mucha incertidumbre sobre lo que va a
pasar”, comentó Erick Sauri, un arquitecto de 35 años que portaba una camiseta azul con la leyenda “Hillary Clinton for president” (Hillary Clinton presidenta).
“Por lo pronto ya ganamos menos de lo que ganábamos ayer”, apuntó en alusión a la devaluación de la moneda local.
Como él, muchos se congregaron para
vivir la noche electoral en el restaurante “Pinche Gringo”, una
expresión despectiva que los mexicanos usan con regularidad para
referirse al prototipo del estadounidense desagradable.
Pero las alegres charlas del principio
de la noche dieron paso a silencios y miradas incrédulas a las
televisiones que retransmitían los resultados.
“Estoy consternada. Se me hace increíble
que haya tanta gente que haya votado por una propuesta de odio. ¡Parece
un mal sueño!”, dijo Monserrat Valencia, una economista de 25 años que al inicio de la jornada electoral “estaba casi segura de que no podía ganar el antiinmigrante y sexista de Trump”.
Después de seguir con atención una campaña de casi 700 días,
marcada por los escándalos y los insultos entre ambos candidatos, Sauri
remarcó una y otra vez su sorpresa por que “el odio y el racismo” hayan
triunfado.
“No lo puedo creer”
La relación de Trump y México es muy tormentosa desde el mismo día en que el magnate anunció su intención de presentarse a la Casa Blanca.
Sin pelos en la lengua dijo que, de
ganar, obligará al gobierno mexicano a pagar los gastos de un muro en su
frontera común para impedir que lleguen a Estados Unidos inmigrantes
indocumentados.
Trump ha insistido en su proyecto a lo largo de la carrera presidencial y ha ofendido a los mexicanos sin papeles que residen en el vecino del norte de criminales y violadores.
En un arriesgo movimiento, el presidente
electo visitó México el 31 de agosto invitado por el mandatario Enrique
Peña Nieto, para abrir el diálogo bilateral. La reunión fue muy
criticada.
“No puedo creer que vaya a ganar, no, no
lo puedo creer (…) Tengo familia en Estados Unidos y él los ha
amenazado tanto, tanto”, decía casi al aire, y cuando parecía ya
inminente la derrota de Clinton, Laura García, una comerciante de 46 años.
La victoria de Trump tuvo un fuerte
impacto en la moneda mexicana, que a finales de septiembre tuvo una
depreciación récord al caer a 20,00 pesos por dólar cuando el magnate
avanzaba en los sondeos.
Al tiempo que el republicano iba
consolidando su triunfo, el peso perdió 9,51% y se cotizaba a 20,72 por
billete verde. El gobierno anunció que ya estaba preparando una reunión
de urgencia para analizar la situación en los mercados.
El secretario de Hacienda, José Antonio
Meade, había dicho que si Trump ganaba, el gobierno podría recurrir a la
Comisión de Cambios del Banco de México –su presidente aseguró las autoridades tienen preparadas un plan de contingencia–.
Uno de los punteros en los sondeos sobre
las elecciones presidenciales de México de 2018, el izquierdista y dos
veces candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, hizo un
llamado a la calma.
“Llamo a todos los mexicanos a la
serenidad, tenemos que salir adelante, no va a ver problemas mayores, se
los aseguro, porque vamos a hacer valer nuestro derecho a la soberanía,
esté quien esté en el gobierno de Estados Unidos”, dijo.
Pero muchos están en shock. Al terminar
la jornada electoral afuera del “Pinche Gringo”, una estadounidense
lloraba desconsolada, mientras los mexicanos se retiraban en silencio.
AFP
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