Dicen que en política no existen las coincidencias, ya que cada
movida tiene un por qué. Tal parece que así sucedió con la excarcelación
del dirigente opositor Manuel Rosales y el activista político Francisco
Márquez.
Nicolás Maduro liberó la noche del martes al excandidato presidencial y exgobernador del estado Zulia, Manuel Rosales, preso político en la sede del servicio de inteligencia desde hace un año, por supuesto enriquecimiento ilícito.
El anuncio de la liberación de ambos opositores generó diferentes matrices de opinión. Una de ellas, era
que todo formaba parte de una trama del régimen para que la oposición
aceptara realizar el referéndum revocatorio en el primer trimestre de
2017.
Sin embargo, la salida de la cárcel de Rosales, se produjo el día
siguiente de la liberación de Francisco Márquez, detenido en vísperas de
la culminación de la primera etapa de la activación de la consulta
sobre el referendo en contra de Maduro. Y sobre todo, ambos han
salido de la cárcel, luego de la visita del exmandantario español, José
Luis Rodríguez Zapatero, a finales de la semana pasada a Caracas.
Tanto como un gesto del régimen en aras del diálogo, la
excarcelación de ambos opositores podría ser vista como un esfuerzo del
gobierno para darle credibilidad a las gestiones que efectúa Zapatero
desde mayo para intentar que las partes dialoguen. En esa dirección razonó Ernesto Samper, secretario general de Unasur, uno de los más entusiastas defensores del diálogo. “Bienvenido Manuel Rosales a su familia. Este paso fortalece el diálogo entre los venezolanos”, escribió en su cuenta de Twitter.
El tribunal que conoce la causa de Rosales, le dictó una
medida de arresto en un domicilio de la capital Caracas. Márquez,
mientras tanto, ha salido fuera del país directamente de los calabozos
del Sebín, la policía política, como parte de los acuerdos alcanzados. “Mi salida de la cárcel no me dio la libertad, sino un exilio forzado”, escribió en una carta abierta.
Con información de El País
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