El venezolano se está rebuscando con trabajos informales para
incrementar sus ingresos. Maryolga Girán, presidente de la Comisión de
Asuntos Laborales de Conindustria, señaló que en algunas empresas hay
empleados que venden en sus cubículos productos a precios superiores a
los regulados para obtener una ganancia rápida que le permita completar
el dinero necesario para cubrir los gastos del mes, publica El Nacional.
DULCE MARÍA RODRÍGUEZ DRODRIGUEZ@EL-NACIONAL.COM
Aseguró que los empleados “bachaquean” en las oficinas de manera
abierta y le ofrecen la mercancía a todos sus compañeros y jefes, sin
discreción, y hasta toman pedidos. También solicitan un adelanto de
prestaciones sociales para utilizarlo como capital, adquirir mercancía y
emprender un negocio por cuenta propia, que generalmente lleva adelante
la pareja o un familiar, con la venta de productos regulados o
electrodomésticos.
Girán agregó que en el último año hubo poca disponibilidad de mano de
obra. “El discurso del gobierno le ha quitado valor al trabajo formal.
No hay incentivo ético ni monetario para trabajar de manera
dependiente”, dijo.
Alicia Sepúlveda, coordinadora del Observatorio Económico
Legislativo, afirmó que el crecimiento del sector informal es el
resultado de la búsqueda de la población de la satisfacción de sus
necesidades básicas. Explicó que ante la imposibilidad de las empresas
de incrementar los salarios por la caída de la productividad, debido al
control de cambio, el control de precios, la Ley de Precios Justos, la
Ley Orgánica del Trabajo y todo el sistema de instrumentos jurídicos
creados por el gobierno propician la salida de los empleados hacia los
canales informales.
Aseveró que muchas empresas han tenido que cerrar por falta de
materia prima para producir o de inventarios para vender; en vista de
ello los trabajadores se han desplazado a la informalidad. “Se
aprovechan de las políticas publicas erradas y obtienen beneficios por
intermediación de bienes esenciales. Actividad que les corresponde a los
comerciantes”.
El trabajador informal, añadió, siente una ilusión monetaria por la
ganancia rápida que percibe. “En ocasiones puede ganar en un día lo que
obtenía en el trabajo formal en un mes. Sin embargo, no tiene
protección, seguridad, ni la certeza de conseguir un flujo constante de
dinero que le garantice su manutención a largo plazo. El sector informal
no genera riqueza y es posible que la persona pierda competencias como
profesional lo que le dificulta la reinserción laboral formal”.
Migración. Cifras del Instituto Nacional de Estadísticas indican que
en enero pasado se contaron en el sector informal 5.394.922 personas, lo
que equivale a 41,2% del total de ocupados. Al compararlo con enero de
2014 se observa que se sumaron 455.935 a la informalidad, lo que
significa un aumento de 1,8% en un año. Sin embargo, la Confederación
General de Trabajadores asegura que el número de trabajadores que pasó a
la informalidad es mucho mayor.
Maritza Chirinos, secretaria general de la confederación, refirió que
la composición de los trabajos vinculados al gremio ha cambiado. El
último año han perdido 40% de los trabajadores asalariados. Ahora
cuentan con 350.000 afiliados en asociaciones de la economía informal y
solo 85.000 asalariados. “Antes los trabajadores formales eran mayoría
por un porcentaje elevado”, afirmó.
Aseguró que el cierre de empresas y la eliminación de la
tercerización en el sector público han provocado la pérdida de más de
3.800 puestos formales este año: “Los que se quedaron sin trabajo
migraron a la informalidad para sobrevivir. Ahora son bachaqueros,
buhoneros en puestos fijos o prestan diferentes tipos de servicios en la
calle”.
En los Valles del Tuy, 600 trabajadores que recogían chatarra para
las empresas que exportaban el metal, quedaron desempleados porque ese
material ya no se puede vender en el exterior y las empresas cerraron.
La mayoría de ellos vende mercancía seca en la calle, añadió.
Expresó que en dos municipios de los estados Táchira y Barinas 600
profesores y maestros que daban clases sin formar parte de la nómina del
Ministerio de Educación quedaron sin empleo. No aparecieron sus
registros y quedaron sin patrono al que reclamarle porque no se podía
justificar la dependencia laboral. Ahora son bachaqueros o trabajan por
cuenta propia. En Barinas 300 madres cuidadoras de 13 multihogares,
adscritos al Ministerio de Educación, quedaron sin figura jurídica
patronal y se dedican también a la venta informal de alimentos.
En Caracas, por falta de insumos, las industrias del calzado han
cerrado o paralizado las líneas de producción. La consecuencia es 350
trabajadores sin empleo formal que se convirtieron en bachaqueros o
venden en puesto en la calle, indicó. “En el estado Bolívar 700
trabajadores del sector madera están sin empleo fijo y 1.300 empleados
en las empresas básicas también quedaron cesantes. La mayoría recurrió
al comercio informal para obtener ingresos”.
Pérdida de talento
Maryolga Giran, presidente de la Comisión de Asuntos Laborales de
Conindustria, enfatizó que una de las cosas más graves para Venezuela es
la fuga de talento. “Algunos profesionales prefieren irse del país a
trabajar en un restaurante de comida rápida, pero percibiendo ingresos
que le permiten alquilar un apartamento y vivir dignamente en una ciudad
segura”.
Aureliano Conchesso, presidente de la Comisión Laboral de
Fedecámaras, señaló que el incremento de la informalidad lo que genera
es una merma en la productividad. “Los países modernos tienen a su
población ocupada produciendo a altos niveles de eficiencia y esto
acelera su desarrollo. Aquí las malas políticas del gobierno nos
orientan hacia el sentido opuesto de las buenas prácticas económicas.
Vivir en un país con una economía inflacionaria no es una justificación
para no obtener un titulo universitario”.
Cifra
41,2% de la población ocupada está en la informalidad. Trabajan por
cuenta propia, son conductores, pintores, carpinteros y buhoneros que
trabajan 15 horas a la semana.
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