Miami— El extenso informe de The Wall Street Journal
confirmando que fiscales federales de Estados Unidos están investigando
al número 2 del Gobierno venezolano por presuntos lazos con el
narcotráfico ha generado grandes expectativas entre los críticos del
régimen populista autoritario de Venezuela, pero –lamentablemente–
tendrá muy poco impacto político.
El artículo del 18 de mayo del Wall Street Journal se basa en más de
una docena de fuentes y confirma los artículos anteriores del diario
español ABC y el Nuevo Herald, diciendo que fiscales federales de
Estados Unidos están preparando un caso por narcotráfico contra el
presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela y número 2 del Gobierno,
Diosdado Cabello.
Pero aunque la noticia viene de uno de los periódicos más influyentes
del mundo, no afectará mayormente al presidente Nicolás Maduro ni a
Cabello, según coinciden algunos de los más conocidos encuestadores
venezolanos.
‘Esto, ya sea cierto o no, ya se ha dicho muchas veces en Venezuela’,
me dijo Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datanálisis.
‘Puede tener un impacto a nivel de élites, pero para una persona común y
corriente en Venezuela no hace mucha diferencia entre lo que dice el
Wall Street Journal y lo que dice una página web cualquiera que ya ha
dicho lo mismo’, agregó. ‘No va a tener un impacto político a nivel de
masas’.
Tampoco va a ayudar al Gobierno de Maduro, como ocurrió en marzo,
cuando el decreto ejecutivo del presidente Barack Obama contra siete
figuras prominentes del Gobierno venezolano sospechosas de corrupción y
abusos contra los derechos humanos, ayudó a revertir la caída de la
popularidad de Maduro.
En ese momento, Maduro apeló al sentimiento nacionalista de su país
alegando que las sanciones eran contra todos los venezolanos, y su
popularidad subió del 22 al 28 por ciento, según cifras de Datanálisis.
Pero esta vez, será mucho más difícil que pase algo parecido. Cabello
es uno de los líderes de la élite militar que se ha enriquecido
enormemente en los últimos años, tiene una relación difícil con Maduro, y
es una de las figuras políticas más desacreditadas de Venezuela.
Alfredo Croes, otro encuestador venezolano muy conocido, coincide en
que la investigación de drogas de Estados Unidos tendrá un impacto muy
limitado en Venezuela.
Hoy día, la gran mayoría de los venezolanos ‘no están preocupados por
cuestiones moralmente rechazables, sino por conseguir comida, porque van
a 10 supermercados y no pueden encontrar carne en ninguno, y con suerte
pueden encontrar pollo en dos’, me dijo Croes. Mientras hace pocos
meses las encuestas mostraban que la primera preocupación de los
venezolanos eran las altas tasas de criminalidad, actualmente el 46 por
ciento de los venezolanos dice que su primera preocupación es la escasez
de alimentos, el 20 por ciento cita la inflación, y el 14 por ciento la
inseguridad, dijo Croes.
A pesar de haberse beneficiado de una bonanza petrolera en los últimos
años, Venezuela tiene la tasa de inflación más alta del mundo, y la tasa
de crecimiento más baja de América Latina.
Algunos expertos estadounidenses dicen que la investigación de Estados
Unidos contra Cabello aislará aún más a Venezuela ante la comunidad
internacional, pero no logrará debilitar a Maduro internamente, ni
exacerbar las divisiones internas dentro del Gobierno venezolano.
‘Maduro y Cabello se necesitan mutuamente’, dice el especialista en
narcotráfico Bruce Bagley, de la Universidad de Miami. ‘La estabilidad
del Gobierno depende del continuo apoyo del Ejército, y hay tanta
corrupción en las fuerzas armadas de Venezuela, que saben que si no se
apoyan mutuamente, terminarán siendo juzgados por un nuevo gobierno o
extraditados’.
Mi opinión:
La investigación estadounidense no tendrá muchas consecuencias
políticas internas, ni tampoco impulsará –por lo menos en lo que resta
del Gobierno de Obama– acciones dramáticas por parte de Estados Unidos.
En el pasado, las investigaciones por narcotráfico de Estados Unidos
contra altos funcionarios extranjeros han tenido resultados mixtos.
Las acusaciones estadounidenses llevaron a la caída del ex presidente
boliviano Luis García Meza en 1981, y a la invasión estadounidense que
derrocó al presidente Manuel Antonio Noriega de Panamá en 1989. Sin
embargo, no obligaron a la renuncia del ex presidente colombiano Ernesto
Samper a finales de la década de 1990. De hecho, Samper es el actual
líder del grupo regional UNASUR.
Es improbable que Washington adopte sanciones contra Venezuela, porque
se trata de una de sus principales fuentes de petróleo importado, y
Estados Unidos no quiere hacer nada que pueda provocar un rebote de los
precios mundiales del petróleo.
El Gobierno de Venezuela no colapsará por esta investigación. Si se
cae, será por la hiperinflación, la escasez de alimentos, y por la
masiva oposición interna, que podría ganar las elecciones legislativas
de este año si Washington y Latinoamérica finalmente se ponen serios y
exigen elecciones con supervisión internacional en Venezuela.
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