Ya ha llegado el calor, y lo notamos pero a base de bien.
Hacer un viaje en plena tarde, o volver al coche después de haberlo
dejado aparcado al sol, puede suponer poco menos que una lipotimia por
el calor que puede llegar a acumularse dentro del coche, como si fuera
un invernadero.
Hoy en día son muy pocos los coches que no equipan aire acondicionado,
o cualquier variante tecnológicamente similar, se llame como se quiera
llamar: climatizador manual, climatizador automático, climatizador
electrónico, climatizador bizona, trizona, cuatrizona... En esencia nos
referimos siempre a una máquina de frío. Vamos a ver brevemente cómo
funciona, y sobre todo, cuánto gasta.
Coger aire caliente, enfriarlo e introducirlo en el habitáculo
A estas alturas ninguno debería sorprenderse si le decimos que el aire acondicionado consume energía, o en otras palabras, en un coche consume gasolina o gasóleo (o gas, o lo que sea que utilice el coche para moverse). Son caprichos
de la física, y de la termodinámica en particular, pero para hacer un
trabajo (con rozamientos, resistencias, pérdidas, etc) no queda otro
remedio que consumir energía.
El aire acondicionado o climatizador de un coche, no deja de ser una
máquina de frío que, gracias a varios elementos mecánicos y a un gas que
cambia de estado, consigue enfriar el aire, y a la vez
filtrarlo y deshumidificarlo. O mejor dicho, consigue retirarle el
calor al aire, ya sea el propio aire del interior del habitáculo, cuando
el climatizador está en modo de recirculación (aspira el aire del
interior y lo vuelve a impulsar), o el aire exterior, en modo normal.
Un aire acondicionado funciona mediante la compresión mecánica de una
sustancia que cambia de estado, de gas a líquido (y de líquido a gas), o
en otras palabras, el gas refrigerante del circuito.
Se realiza un proceso cíclico que se repite y repite y repite mientras
el aire acondicionado esté encendido. Los elementos fundamentales, de
manera resumida y sencilla, son:
- El compresor, que aspira el gas refrigerante y lo comprime, o sea, lo somete a presión, por lo que sube su temperatura.
- El condensador, el gas comprimido pasa a este elemento, que es básicamente un radiador, o esencialmente un serpentín, se condensa, de ahí su nombre, y pasa a estado líquido. Este radiador está en contacto con el aire exterior. El líquido está más caliente que el aire y le cede calor.
- Válvula de expansión, el líquido comprimido pasa en un instante a tener mucho más volumen (se descomprime) cambia a estado gas y se enfría todavía más.
- Evaporador, el gas frío pasa por otro radiador, en contacto con el aire que va al interior del habitáculo, y recoge su calor. El aire se enfría y se impulsa con el ventilador a través de las rejillas de aireación del salpicadero. El gas vuelve a comenzar el ciclo hacia el compresor.
¿Cuánto consume?
Pues bien, comprimir un gas cuesta trabajo y ese
trabajo recae sobre el compresor. El compresor se acopla al giro del
motor, mediante correa, y cuando tiene que hacer trabajo lo hace gracias
a la fuerza del motor del coche. Pero claro ese trabajo termina
recayendo sobre el propio motor, y si tiene que hacer más trabajo, más
esfuerzo, que si estuviera moviéndose solo, sin el lastre del compresor,
entonces consume más.
Por tanto, el aire acondicionado aumenta el consumo del motor.
¿Cuánto? Pues depende. ¿Y de qué depende? Pues del trabajo que le
pidamos en cada momento. En general se considera que el consumo puede
subir entre un 5% y un 20% (en el peor de los casos).
Esto puede ser en la práctica entre un par de décimas y un litro a los
cien, como mucho (normalmente son solo unas décimas).
De hecho para ser más correctos, para el aire acondicionado habría
que hablar más bien de un consumo a la hora, por el tiempo que está
funcionando el compresor.
Lo cierto es que cuanto más caliente esté el aire del interior del
coche, cuanto más caliente esté el aire del exterior del coche, y cuanto
más baja sea la temperatura de consigna, es decir, la temperatura que
programemos nosotros mismos en los mandos del aire acondicionado o del climatizador (o sea, mucho frío), más trabajo tiene que hacer el aire acondicionado y mayor será el consumo de energía.
Lo normal con un aire acondicionado moderno es que el compresor se
apague y desacople automáticamente en cuanto ya no es necesario seguir
enfriando el aire, y se vuelva a encender cuando es necesario. Cuanto menos tiempo esté funcionando el compresor, menos consumo.
Si la temperatura inicial del interior del coche es de 40 grados
centígrados, y queremos bajar la temperatura a 25 grados, obviamente
necesitaremos menos tiempo que si la queremos bajar a 18 grados.
Como el compresor del aire acondicionado, cuando funciona, sobrecarga
un poco al motor del coche, es normal también que se note una ligera
disminución de las prestaciones, ya que el motor no
gira solamente para hacer girar las ruedas, sino también para hacer
girar el compresor que tiene que hacer el trabajo de comprimir el gas.
Así que aunque el motor siga teniendo la misma potencia, a las ruedas
le puede llegar un poco menos. Se suele considerar que el aire
acondicionado quita entre 2 y 15 CV aproximadamente,
depende de cada sistema, de cada coche y del esfuerzo que esté haciendo
el compresor. Normalmente esto se nota más en los motores pequeños y
poco potentes, pero a partir de 110 o 120 CV, se nota poco.
En los coches modernos cuando se pisa a fondo el acelerador
demandando máxima aceleración, se suele desconectar el compresor
temporalmente de manera automática, para no poner en apuros al
conductor. En los coches stop-start, salvo que el compresor sea eléctrico, este se apaga cuando el motor se para en una detención.
¿Aire acondicionado o ventanilla?
Puesto que el aire acondicionado consume energía y aumenta el consumo de combustible, ¿no sería más interesante no encenderlo y bajar la ventanilla para que corra el aire y se refresque el habitáculo de manera natural? Pues sí, y no, depende.
A lo largo de los años se han hecho diferentes pruebas en
laboratorio, sobre rodillos y con ventilador para simular la resistencia
aerodinámica, y también en circuito, y se ha visto que depende de la velocidad a la que se mueva el coche.
El aire acondicionado más o menos va a consumir casi
lo mismo circulemos a la velocidad a la que circulemos, pero la
ventanilla no. Un coche tiene una determinada aerodinámica. Cuanto más
aerodinámico es el coche, menor resistencia experimenta al avance a
través del aire, y por tanto menos consume.
Al bajar la ventanilla resulta que empeoramos la aerodinámica
del coche. O en otras palabras, "entra el aire y nos frena", de manera
parecida a como se frena un paracaídas. Esta mayor resistencia implica
que el motor tiene que hacer más trabajo, es decir, más esfuerzo, para
hacer lo que estaba haciendo, mover las ruedas y que el coche siga
avanzando, así que tiene que consumir más.
o que sucede es que el efecto de la aerodinámica sobre el consumo es
exponencial, varía con el cuadrado de la velocidad. A baja velocidad la
ventanilla bajada aumenta poco la resistencia aerodinámica, y el consumo
aumenta también poco, pero a alta velocidad aumenta mucho la resistencia, y entonces sí que aumenta el consumo.
En general se ha visto que a partir de unos 80 o 90 km/h
el efecto de la ventanilla es tanto peor. Así que por ciudad se puede
ir con las ventanillas bajadas, consumiendo un poco menos que si lo
hiciéramos con el aire acondicionado encendido, pero por autopista, a
120 km/h, es mejor llevarlas cerradas, pues se consume menos utilizando
el aire acondicionado.
Como en tantas otras cosas, ir con la ventanilla bajada o con el aire
acondicionado puesto es también una cuestión de gustos personales.
Un buen consejo, cuando regresamos al coche y nos lo encontramos como
un horno, es bajar un poco las ventanillas durante los primeros minutos
(una rendija), a la vez que encendemos el aire acondicionado, para que
el aire caliente se vaya por corriente de convección natural
(el aire caliente sube, el aire frío baja), y ayudemos a que sea más
eficaz el aire frío que impulsa el aire acondicionado. Después de unos
minutos las cerramos, y listo.
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