La bandera más preciada de los trabajadores de Venezuela, y de
cualquier parte del mundo, que es la obtención de un salario justo,
digno y suficiente, ha sido deshilachada por la llamada “revolución”, y
en particular por el llamado “presidente obrero”. De esa bandera no
quedan sino jirones. El salario mínimo mensual del país, apenas equivale
a 20 dólares, lo que coloca a gran parte del sector laboral venezolano
en condiciones de miseria salarial. No de pobreza, sino de miseria
salarial. En ese sentido, debe repetirse que en 1999, con el salario
mínimo mensual se podían adquirir cerca de 200 dólares.
En Venezuela tenemos una economía dolarizada a las patadas. El valor
del dólar efectivo es el marcador de todos los precios, salvo uno: el
precio del trabajo, el salario. Por eso el desfase es tan abismal, tan
brutal. Por eso con el salario mínimo sólo se podrían conseguir 20
dólares. Y con los aumentos que se anunciarán, no cambiará mucho la
situación, porque la inflación y la devaluación terminarán de destruir
el salario del trabajador venezolano.
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