Un mundo salvaje
domingo 5 de agosto de 2012 12:00 AM Mientras este lugar se escribe, China y Estados Unidos reúnen entre ambos 59 medallas olímpicas (30 a 29 a favor de la primera). Les sigue Japón con 17 y un largo etcétera de menos de una decena. Es necesario sumar los siguientes seis lugares (del 3 al 9) para alcanzar el agregado de norteamericanos y chinos. ¿Son la Olimpíadas el espejo del mundo? Si la respuesta es afirmativa, vivimos en una selva despiadada en la que leones y tigres imperan absolutamente sobre los demás seres. Si se mantiene la tendencia de las demás Olimpíadas, dentro de una semana este oligopolio terminará por imponerse con mayor ventaja aún, el único cambio es que China ha sustituido a la Unión Soviética. El esquema del "ganador se lo lleva todo" se impone sobre todo en el mundo deportivo. En fútbol esta desigualdad llega al paroxismo, cuando se ven las estadísticas, por ejemplo, de las ligas europeas, compuestas cada una en realidad por dos o tres equipos mientras los demás se conforman con acercarse. En beisbol hay un poco más de sorpresa, pero equipos como San Luis o los Yankees ganan campeonatos muchísimo más que los demás. El deporte olímpico es la máxima muestra de disciplina social que puede presentar un país. Por cada atleta que llega a los Juegos hay otros miles y deben gastarse millones en preparación. Pero los reguladores son inexistentes. No hay una Sundecop olímpica que fije la velocidad máxima en los cien metros planos, o un Indepabis que multe por una finta engañosa a Lebron James. Hay unas reglas, pero no subsidios, créditos baratos o preferencias. Si el resto del mundo fuera así, la riqueza y el bienestar se repartirían como el medallero. A nivel internacional, las cosas se parecen al oro olímpico, pero no tanto, precisamente porque los Estados intervienen, pero sin olvidar la férrea competencia. En el equilibrio entre ambos valores se juega todo, y al parecer el capitalismo, en su versión light, la norteamericana, y en la más salvaje, la china, se está imponiendo. Porque China es milenaria, pero no figuraba en los Juegos hasta su despegue económico, debido a ese curioso mix de explotación de la mano de obra barata venida del campo a la ciudad y de control del Partido Comunista. Es ese socialismo a lo Deng el que triunfa hoy en Londres, espejo del planeta en estos días.
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