Microsoft Windows
ha sido durante mucho tiempo, y suponemos que seguirá siéndolo, un
referente en cuanto a sistemas operativos. Reuniendo ideas de otros
sistemas y poco a poco construyendo un completo ecosistema que culmina
con Windows 7 y con Windows 8, que está a punto de ver la luz, uno de
sus problemas ha sido siempre que unos meses después de su instalación
puede volverse completamente inestable y muy lento.
Por eso, he decidido reunir una serie de puntos básicos que sin embargo deberían ser suficientes para devolver la frescura al sistema,
y para que podamos trabajar correctamente con la computadora,
independientemente de si lo hacemos a través de Windows XP, Windows 7 o
cualquier otra versión (aunque espero por vuestro bien que no estéis
utilizando Windows 95, o 3.1).
Defragmentar el disco
Se trata de uno de los problemas que siempre ha tenido el sistema
Windows, y más concretamente, el sistema de archivos que usa:
Anteriormente FAT y FAT32, hoy NTFS y con la llegada de Windows 8, ReFS.
La fragmentación en el sistema de archivos tiene una forma fácil de
explicar. Básicamente, consiste en que cada archivo que tenemos en disco
en realidad se guarda en múltiples sitios del mismo, debido a
limitaciones del propio sistema de archivos. Con el tiempo, y la
creación de nueva información, nuevos archivos, lectura de los mismos y
el llamado envejecimiento de los archivos, estos terminan por estar completamente esparcidos en el disco, haciendo que el hardware del disco duro tarde más y más en acceder a los mismos,
y por consiguiente, enlenteciendo el sistema. Ni que decir tiene que
los archivos más afectados suelen ser los del propio Windows, que está
constantemente accediendo a ellos y sobreescribiéndolos.
La solución nos la da el propio sistema, o una de las múltiples
utilidades que hay para ello: La defragmentación. Este programa incluido
en Windows ordena los cachos de cada archivo con el fin de poder acceder a ellos más rápidamente. Es recomendable, por tanto, defragmentar regularmente
con el fin de que las operaciones sean rápidas y así conservemos la
frescura que parecía tener el sistema cuando lo instalamos. Podéis
encontrar la utilidad de defragmentación en el menú de Accesorios, o utilizar Defraggler, por ejemplo.
Desinstalar los programas que no usas
Obvio. Con el paso del tiempo, podemos llegar a tener docenas y
docenas de programas instalados. Uno de los problemas de Windows es que
permite guardar la información de los mismos en el registro de Windows.
¿Qué es el famoso “registro de Windows”? Una serie de archivos del
sistema que conforman información del mismo sobre aplicaciones,
programas y demás elementos, y que, por supuesto, puede hacerse muy
grande y pesado con el paso del tiempo.
Desinstalar los programas que no utilizamos aligerará el registro,
liberará espacio en disco y hará que todo vuelva a fluir tan rápido como
antes. Os invito a que visitéis la sección de Programas dentro del
Panel de Control. Seguro que encontráis muchos de ellos que ya no
utilizáis. Ah, nunca está de más, una vez desinstalados, utilizar alguna utilidad como Wise Registre Cleaner, para limpiar los resquicios que quedan en el registro una vez desinstaladas las aplicaciones.
Utilizar un anti-malware y un buen antivirus
La instalación de aplicaciones y consumo constante de información a través de Internet puede hacer que el sistema se nos llene de bichos. El malware
es un problema que lleva afectando a Microsoft Windows desde que este
se hizo popular. ¿Es Windows inseguro? No. O bueno, no tanto como nos
quieren hacer creer. Básicamente la mayoría de amenazas se centraban y
se siguen centrando en él porque es el más conocido. Actualmente Mac OS X
también ha sufrido bastantes ataques con algún malware que otro bastante conocido, e incluso Android y recientemente iOS se han visto afectados.
Pero volvamos a Windows. Tener una herramienta anti-malware
es algo indispensable en cualquiera de las versiones del sistema de
Microsoft. Las alternativas son afortunadamente muchas, y contamos con
muchos programas de calidad que ayudarán a que defendamos nuestro
sistema. Por nombrar algunos de los más conocidos, Ad-Aware o SpyBot Search & Destroy.
Ah, y una cosa más. No os olvidéis de instalar un buen antivirus, por si la cosa va a mayores. Actualmente los más populares son Avisa y Microsoft Security Essentials,
ambos bastante livianos, gratuitos, y con la garantía de sus
respectivos fabricantes, en el caso de Security Essentials, la propia
Microosoft.
Realizar backups cada cierto tiempo o programarlos
Para los dos puntos vistos anteriormente, es muy recomendable realizar backups programados, por si después de instalar una determinada aplicación el sistema deja de funcionar como debiera, o algún virus o malware destruye los propios archivos del sistema.
La primera herramienta a la que tenemos que mirar en este sentido es
la Restauración del Sistema de la propia Microsoft. Podéis encontrarla
en Accesorios dentro del menú de Inicio. Y alternativamente, también
recomendamos los siguientes artículos. Y es que, en Bitelia, siempre
creemos que más vale prevenir que lamentar
Utilizar la nube
Está bien, esto no es Chrome OS, y Windows (al menos la
versión actual) nunca ha estado orientado a trabajar en la nube. No
estoy diciendo que nos desprendamos de nuestras aplicaciones de
escritorio en favor de Internet, sino que miremos alternativas.
¿Necesitamos tener instalado Microsoft Office, una suite que no
sólo enlentece el sistema, sino que es bastante cara? Las alternativas
en la nube son muchas, empezando por Google Drive (antiguo Google Docs) y
siguiendo por todas esas aplicaciones web que recomendamos día a día y
que nos ayudan no sólo a no depender de aplicaciones de escritorio, sino
a trabajar directamente desde la nube independientemente del ordenador
en el que nos encontremos.
En el futuro, cada vez más, todo girará en torno a esa red que todos
creamos, Internet, y sin duda este puede ser un buen momento para
empezar a probar algunas de esas aplicaciones de las que todo el mundo
habla y que aún muchos no se han aventurado a usar. ¿Realmente necesitas
utilizar Word, Outlook, o Microsoft Paint?
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