Gluteos inyectados....Servicio mercenario de salud por personas que no tienen ni la capacidad ni la aptitud para inocular biopolimeros, produciendo enrrojecimientos dias despues y que no tienen cura , entre otros

Miles de mujeres en todo el mundo viven con angustia su decisión de haberse puesto las prótesis mamarias PIP, pero las consecuencias de las malas prácticas en procedimientos estéticos van más lejos en Venezuela, donde el uso de implantes de biopolímeros han llegado a causar la muerte de pacientes.

Medios locales reportaron al final del año pasado la muerte de al menos tres personas por la colocación de inyecciones de biopolímeros, una sustancia que se utiliza para hacer correcciones estéticas en distintas partes del cuerpo, y que ha sido prohibida por las autoridades por sus consecuencias negativas a la salud.

El no ponerse en manos de verdaderos especialistas en el manejo de este tipo de prácticas ha dejado cientos de afectadas más, según señaló el Ministerio de Salud de Venezuela a fines de 2011, al informar de más de 800 denuncias de personas a las que les inocularon estas sustancias.

María Rosa se inyectó los glúteos hace ya dos años porque una amiga le dijo que le hacía falta “más pompis”. Se hizo un implante pero hace seis meses empezó a tener molestias en la espalda y descubrió que el biopolímero había migrado hacia esa zona.

Desde entonces ha iniciado una búsqueda desesperada de médicos que puedan ayudarla.
“No hay especialistas que traten estos problemas que dejan los biopolímeros”, dijo a Efe María Rosa, una abogada que prefirió guardar en el anonimato su nombre completo y que ahora está “muy arrepentida” de haberse hecho el implante.

A raíz de la aparición de la complicación, María creó el blog noalosbiopolimeros.blogspot.com a través del que ha entrado en contacto con más de 500 personas afectadas por estas sustancias, no solo de Venezuela, sino del resto de la región.
La Sociedad Venezolana de Cirugía Plástica (SVCP) ha emitido alertas desde hace varios años reclamando el uso de esta mezcla “tóxica” por parte de individuos que se hacen pasar por especialistas o que se hacen llamar esteticistas y que han generado daños graves en cientos de personas.

“A nosotros los cirujanos plásticos no nos gusta inyectar los glúteos con esas sustancias, nosotros usamos implantes, no tenemos idea de qué fue lo que le inyectaron a estas personas, porque ninguno de estos inyectables tienen permiso sanitario”, dijo a Efe la presidenta de la SVCP, Marisol Graterol.

La mezcla tóxica, una vez inyectada, es casi imposible de extraer y por ello Graterol dice que cuando recibe a un paciente con estas complicaciones se lleva las manos a la cabeza pues sabe que deberá cortar la mayor parte del glúteo, sin que el drástico procedimiento impida que la infección se mantenga “de forma crónica”.

“Ninguno de los supuestos médicos que operaron a las personas que fallecieron están registrados en la Sociedad”, aseguró la presidenta de la institución gremial.

Así, tras las denuncias, advertencias y muertes, el 22 de diciembre pasado, el Ministerio de Salud emitió un comunicado en el que anunciaba la prohibición del uso de biopolímeros en todas sus formas para tratamientos estéticos.

El cirujano plástico especialista en reconstrucción mamaria Pedro Meneses dice que el problema que existe en el país con los biopolímeros es “mucho más grave” que el generado por las prótesis de seno francesas PIP pues estas sustancias son inyectadas por cualquier persona en cualquier lugar y el daño es permanente.

“Antes de estos tres casos de muertes ocurridas este año se conocieron otros casos fatales”, asegura Meneses quien dice que este problema es de vieja data.

Meneses advierte que hay personas que se someten a estos procedimientos porque se dejan llevar por otras que aún no han presentado inconvenientes con los biopolímeros, pero asegura que generalmente al año de haberse inyectado empiezan a aparecer los problemas, las migraciones de la sustancia, y las infecciones.

El director del laboratorio de tuberculosis del Instituto de Biomedicina del Hospital Vargas de Caracas, Jacobus de Waard, dijo a Efe que actualmente esta institución atiende a más de 70 pacientes con infecciones graves y “con necrosis” causadas por los biopolímeros.

De Waard explica que las personas que mueren por causa de biopolímeros fueron inyectadas en vasos sanguíneos que sirven de vías para que la sustancia tóxica “migre” a los pulmones o al corazón.

“Cuando ya lo tienen inyectado ya no hay remedio, es muy difícil sacar este material, el biopolímero, porque se adhiere a músculos, a vasos, entonces sacarlo completamente es prácticamente imposible”, dijo De Waard.

“Solo se puede rezar y esperar que no pase nada”, añadió.
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